"Elsa se lo ha buscado. Ya no sonríe. Se permite unos segundos para mirarla antes de quitarle la vida. Solo siente necesidad. Necesidad por verla morir. Nota un ronroneo en el vientre, justo debajo del ombligo, un cosquilleo que sabe que se convertirá en algo más cuando acabe con ella. Le ocurrió con la primera. El cosquilleo se convirtió en una descarga que le recorrió el cuerpo por dentro hasta el pecho, calentándole la sangre y provocando que se le erizara la piel. Levanta la piedra con la que la ha dejado inconsciente y la golpea con rabia una, dos, tres veces, aplastándole la cara hasta convertirla en una amalgama de tejido, esquirlas óseas y un líquido gelatinoso que se escapa por las cuencas oculares.
Le separa las piernas y emboca el palo en el orificio de la vagina. Lo empuja despacio y nota resistencia. El palo entra con dificultad, rompiendo la carne. Tira de él hacia afuera —está manchado de sangre y de algo más viscoso, algo parecido a la gelatina, probablemente parte de su aniñado y tierno sexo— y con un impulso fuerte vuelve a desgarrar las entrañas de Elsa. Esta vez el palo desaparece dentro del cuerpo. Nota la piel de gallina. El sonido de la carne al rasgarse le produce placer. .
Empecé “Maldad” sabiendo que es la segunda parte de “Animal”, una novela que me gustó mucho cuando la leí, hace poco más de un año. No suelo meterme en sagas, pero con ese título y su sinopsis, no pude resistirme. Después, he leído alguna entrevista a la autora en la que por una parte aclara que no, que “no es continuación y no es una bilogía por lo que el lector puede leerse Maldad sin haber leído Animal porque no tienen nada que ver, no hay conexión entre ellas solo estos dos personajes”.
La he disfrutado un montón, os cuento. . .
La trama a grandes rasgos sin spoiler
Los dos personajes a los que se refiere la autora son los dos protagonistas, el inspector Agustín Castro, y la que ahora es su pareja oficial, la periodista Olivia Marassa (realmente también hay alguno más del equipo de investigación que repite y varios nuevos) y esta vez les toca investigar el caso de Elsa Canteli, una chiquilla cuyo cuerpo aparece en un descampado, con el rostro aplastado y habiendo sido violada con un palo. Hace tres meses también fue asesinada por la zona una universitaria, Rosa Colominas con otro golpe en la cabeza, ¿tendrán relación ambos casos?
Elsa tan solo era una niña de trece años, pero en cuanto los investigadores empiezan a meter el dedo en la llaga, a hurgar entre la directiva, el profesorado y el resto de alumnos del Instituto Manuel Machado donde cursaba sus estudios, van descubriendo que tras ese cuerpo de niña se escondía un demonio que disfrutaba, junto a sus compis de fechorías, maltratando y dando palizas a otros niños desvalidos, grabándolo todo y publicando los vídeos en sus redes sociales. Demasiados sospechosos, demasiados enemigos que se alegran de saberla muerta.
Los puntos fuertes de la novela
● Entre “Maldad” y “Animal” hay muchas similitudes que me gustan: ambas comienzan de forma estremecedora (véase párrafo de arriba, junto a carátula), presentando escenas de crímenes brutales, en ambas hay un asesino justiciero y una víctima malvada que para colmo aquí es una niña, pero una niña que muchos desean ver muerta. Maldad también está ambientada en Oviedo, en el barrio de la Florida y, algunas escenas en Pola de Siero, que es donde vive la protagonista.
● Todos los personajes importantes de la novela son buenos y están bien construidos. Pero lo mejor de todo ha sido reencontrarme con la peculiar pareja Castro-Marassa. Su relación es verdad que en principio puede parecer un tanto increíble, porque tienen trabajos antagónicos, incompatibles y chocan, de hecho en esta novela se han pasado gran parte de la trama enfadados. Suelen investigar los mismos casos, ella siempre en busca de la noticia y el inspector siempre intentando que las pistas no trasciendan a los medios, es casi como tener al enemigo en casa. Claro que él lo tiene más complicado porque en el equipo de policías, todos saben que están juntos y a la mínima filtración en la prensa, sus jefes piensan que se ha ido de la lengua, y no es así. Lo que sucede es que Olivia es muy tozuda, investiga e interroga por su cuenta y a veces descubre datos y obtiene pistas importantes antes incluso que los propios polis y no tiene más remedio que publicarlo antes de que otros medios se les adelanten. Pero dejando a un lado el tema profesional, ellos se quieren, se entienden, se complementan. A mí me gusta mucho este dúo y ella me cae muy bien, porque además de ser muy buena en su trabajo, es buena gente y tiene una moral intachable, (complicado en el mundo periodístico) un código moral férreo, y no es de esas periodistas que hacen lo que sea para conseguir la noticia, sin importarles nada ni nadie.
Otra relación que me gusta mucho es la de Olivia y Mario Sarriá (que ya salía en “Animal”) el fotógrafo que la acompaña siempre y trabaja también para El Diario, pero que además es el mejor amigo de Olivia e incluso un hermano para ella. Me encanta como se entienden, cuidan y protegen entre ellos.
● La novela es bastante dura, perturbadora, porque los temas que trata son brutales, y además los aborda con bastante profundidad:
-- Maltrato emocional y físico en el ámbito familiar-- Bullying en los colegios que es voz pópuli pero que algunos adultos se encargan de encubrir por evitar críticas y opiniones negativas hacia los centros.-- El suicidio de los críos como única vía de escape ante una situación inaguantable en la que callan por miedo o por vergüenza. -- Niños indisciplinados y gamberros que disfrutan con el sufrimiento ajeno, insultando, maltratando y que tienen atemorizados incluso a los profesores porque saben que son intocables, inimputables independientemente del delito que hayan cometido si todavía no han cumplido los catorce. Puede que sea hora de revisar y cambiar las leyes, ¿o no?.
En mi época, los maestros teníamos autoridad y éramos referentes, no solo para los niños, también para sus familias. Había respeto por el docente. Los niños de hoy en día, en general y por desgracia, no respetan nada y, a veces, el profesor se ve en una situación de indefensión grave y poco respaldado por la institución académica.
Se supone que en el instituto deberías estar tan seguro como en casa.
—Por lo que se ve, hoy en día ir al cole es como ir a las trincheras —apuntó Olivia bebiendo del botellín de cerveza—. Es peor que estar en territorio comanche. —Los profesores están igual de acojonados. ¿O te crees que el bullying se lo hacen solo a alumnos? —señaló Alberto—. El año pasado hubo más de dos mil denuncias por amenazas y agresiones de alumnos, físicas y verbales, a profesores, en toda España. Y las estadísticas crecen cada año.
● Es curioso como en esta segunda obra de Leticia Sierra (Pola de Siero,1972) he notado bastante evolución en su narrativa, en la madurez de su argumento y, aunque Animal me gustó, Maldad me ha convencido cien por cien, la he disfrutado mucho más. Si en Animal os contaba como punto negativo que me olí el desenlace de la trama, os reconozco que esta vez el final me ha sorprendido por completo, no me lo esperaba para nada, me ha dejado ojiplática y con las patas vueltas (como diría mi querida Yoli) y eso es algo que valoro mucho. Porque no es fácil a estas alturas de mi vida lectora, que la resolución de un caso logre sorprenderme, una ya es perra vieja y se huele por donde van los tiros, y este final me ha noqueado por completo.Resumiendo: “Maldad” es una novela negra que también critica y denuncia problemas sociales graves como y la violencia de género, el acoso escolar y la negligencia de algunos centros para acabar con ello, haciendo la vista gorda por temas personales o económicos. Una novela espeluznante que te lleva de nuevo a la pregunta del millón, a preguntarte si los niños pueden ser malvados y crueles, si nacen con maldad o se hacen en función de su entorno sociofamiliar, y qué está pasando con los jóvenes de hoy en día que ya no respetan ni a sus profesores.
En todos los ámbitos, el mundo lo formaban depredadores y presas. Era una cuestión de selección natural: sobrevivían los más fuertes. Pero ¿quién era el fuerte en las relaciones tóxicas que acababan de presenciar en los vídeos? ¿El que agredía o el que soportaba, día tras día y en silencio, las agresiones y el acoso? Castro meneó la cabeza incapaz de comprender tanta maldad, tanta crueldad e infamia en gente tan joven
En la entrevista que os comentaba arriba, Leticia Sierra también afirma que “Olivia Marassa y Agustín todavía tienen mucha guerra que dar” por lo que supongo que al final sí, sí habrá saga y oye, por mí genial, porque ambas las he disfrutado mucho, más aún esta última que la primera. De hecho, lo primero que os recomiendo es que os animéis con la saga, pero si queréis probar con la autora pero tenéis claro que no queréis esta saga en vuestra vida, y tuviera que decantarme, me quedo sin duda con “Maldad”. Pero como ya os decía, de verdad que no es necesario leerlas en orden, se puede leer “Maldad” sin haber leído “Animal” y viceversa, sin problema.
Yo por mi parte, sé que seguiré de cerca a Leticia Sierra, espero continuar leyendo el resto de la saga y disfrutarla de la misma forma. Mi nota esta vez es la máxima, para variar: