La amistad implica valor, a veces mucho valor. De eso, de la amistad habla Deborah Ellis en Maldita seas, Casey.
Jess y Casey son uña y carne, inseparables. En realidad no se parecen demasiado, pero eso es lo de menos. Este año, como en veranos anteriores, las dos son monitoras en un campamento. Sin embargo, en esta ocasión ocurrirá algo que cambiará todo y supondrá un punto y aparte en su relación. Y es que Stephanie,una de las niñas que tienen a su cargo, malcriada donde no las haya, desaparecerá y poco después será hallada muerta en el tronco hueco de un viejo árbol.
La principal sospechosa del crimen es Casey, que es detenida y encarcelada ante la impasible mirada del pequeño pueblo donde vive. La amistad de las protagonistas será puesta a prueba, pues en las manos de Jess está salvar a la chica pero, ¿lo hará?
La historia la cuenta la propia Jess un tiempo después de haber sucedido todo, aunque también hay algunas cartas que Cassey le escribe a su amiga mientras está en la cárcel. Ni la una ni la otra se detiene mucho en las descripciones de otros personajes o de los escenarios.
En esta breve obra, que se lee en un suspiro, se profundiza en los aspectos oscuros del ser humano: estamos ante el crimen de una niña de ocho años del que se culpa a una adolescente de apenas diecisiete. Es un tema peliagudo, cuanto menos, pero Ellis lo trata con delicadeza sin caer en lo macabro.
La única pega es la resolución del crimen, predecible por otro lado. En este caso da la impresión de que la autora ha tomado el camino fácil, aunque aun así, el desenlace abierto, pues el libro va un poquito más allá del cierre del caso, es perfecto, precisamente porque se mantiene ese realismo presente en las páginas previas.
Maldita seas, Casey es una novela negra juvenil, que también gustará al público adulto aficionado a este tipo de historias. Es un entretenido, aunque duro libro, nada superficial, que incomodará al lector, quien sentirá curiosidad por saber cómo se soluciona el caso, pero que también sentirá impotencia ante los hechos que sucederán ante sus ojos: la hipocresía, los prejuicios… desfilan por sus páginas.