Revista Cultura y Ocio

maldito panero

Publicado el 03 noviembre 2013 por Dandy @migueldandy

Cuando pasé por delante de su residencia, para entendernos, el , allí estaba él, , me respondió refiriéndose a los primeros versos de uno de sus poemas más conocidos, Hospital Psiquiátrico de Las Palmas Leopoldo M. Panero (1948-) esperándome, sentado en el bordillo de la acera, con una bolsa de deportes repleta de libros pasados pesados (dato que descubrí más tarde). El guiño de su ojo precedió al saludo que precedió al reconocimiento visual, al tiempo que me daba su petate y me pedía que se lo llevara, optando a ello casi por obligación. Empezábamos bien. Allí, a las puertas del sanatorio y mientras esperábamos un taxi, entre sus "benditos" compañeros había uno que no dejaba de recitar a Borges persiguiéndome para que le hiciera una entrevista seria, alegando que era mucho mejor escritor que Panero. Cuando p or fin conseguíamos uno, 18 kilómetros nos esperaban hasta la civilización, Las Palmas, en un mayo especialmente caluroso. -Y bien, ¿dónde vamos? -pregunté una vez subidos al vehículo- " A el El Reloj" -me respondió-, así que allá que nos fuimos. Llegábamos poco después al Barrio de Triana, a la cafetería El Reloj, y es que quería comer; él, yo no, eran tan solo las 11 de la mañana. Tras degustar su menú y picotear de aquí y de allí me dispuse a hacer un primer intento -o asalto- de entrevista. No sería tan fácil: - Fumas mucho, -dije yo-. Había roto el hielo. " Fumo mucho, demasiado " Benson & Hedges . Y así, repetía el ciclo una y otra vez. La canción del croupier del Mississipi. En efecto, fumaba como un carretero, y eso no era lo peor, conforme daba tres caladas, tiraba el cigarro y volvía a coger otro de su cajetilla

Recurrentes eran las canciones del romancero español, poemas de antiguos camaradas o párrafos literales del pensamiento con los que me asediaba en un cada vez más monopolizado monólogo. Una vez terminamos de callejear por el casco viejo de la ciudad, conseguimos hacer un alto en el Parque de San Telmo Con todo, compré dos , donde una semana antes, Leopoldo había firmado ejemplares de su poemario En Teoría durante la Feria del Libro que todavía seguía en marcha. Coca-Colas frías, eché un rápido vistazo a diferentes lugares donde fotografiarle y sentándonos en un banco de piedra, todo parecía indicar que los dos estábamos dispuestos a prestarnos mutua atención (o por lo menos así quería creerlo yo).

Espada de la nada y águila contra el viento

Labio tras labio frotando con mi ser la injusticia del tiempo

LEOPOLDO MARÍA PANERO, Conversación (6/05/2006)


) , donde todos los días recibía una paliza diaria, y aquí, sigo recibiendo un trato pésimo y deleznable. Los odio a muerte.
-Cómo ya sabes, vengo de Valencia ¿has estado alguna vez por allí?
Me metí en el PCE en sexto de bachillerato. Llevaba a casa la cartera llena de libros de estética marxista.

Jacob, obra que me sirvió de inspiración para escribir Así se fundo Carnaby Street; Poemas de John Kyats; Amor en Vilo de Pere Gimferrer, una de las personas con las que viví la época más feliz de mi vida; El Preludio de William Wordsworth; La Mandrágora de Hans Heinz Ewers; Elegías de Duino y Los sonetos a Orfeo de Rainier María Rilke; Antología Poética de W.B Yeats...

[...] y recuerdo con mucha vitalidad la transición en la cárcel de Zamora por consumo de drogas donde conocí a Eduardo, un amante que tuve.

Extracto del fotoreportaje dedicado a Leopoldo María Panero

6 de Mayo de 2006. Las Palmas de Gran Canaria


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