Título original: Inglourious Basterds
Director: Quentin Tarantino
Guionista: Quentin Tarantino
Intérpretes: Brad Pitt
Diane Kruger
Mélanie Laurent
Daniel Brühl
Christoph Waltz
Eli Roth
Mike Myers
Michael Fassbender
Til Schweiger
Productor: Lawrence Bender
Fotografía: Robert Richardson
Música: Varios artistas
Montaje: Sally Menke
Nacionalidad: Estados Unidos
Alemania
Año: 2.009
Duración: 155 minutos
Edad: 13 años
Género: Acción
Aventuras
Bélica
Comedia
Drama
Distribuidora: Universal Pictures International Spain, S. L.
Estreno: 18-09-2.009
DVD Alquiler: 21-01-2.010
DVD Venta: 25-02-2.010
Página WEB: Ficha completa en IMDb
Ficha completa en FilmAffinity
Web Oficial de la película en España
Web Oficial de la distribuidora en España
Tráiler de la película en YouTube
Calificación:
Crítica: 7,623 Espectadores: 1.830.105
Público: 7,744 Recaudación: 11.172.906,89 €
España: Puntos (Popularidad): 0
Rugoleor: Ratio de popularidad: 0,00%
Sinopsis:
Durante la ocupación alemana de Francia, Shosanna Dreyfus presencia la ejecución de su familia a manos del coronel nazi Hans Landa. Shosanna consigue escapar y huye a París, donde se forja una nueva identidad como dueña y directora de un cine. En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine organiza un grupo de soldados judíos para tomar represalias contra objetivos concretos. Conocidos por el enemigo como "The Basterds" (Los cabrones), los hombres de Raine se unen a la actriz alemana Bridget Von Hammersmark, una agente secreta que trabaja para los aliados, con el fin de llevar a cabo una misión que hará caer a los líderes del Tercer Reich. El destino quiere que todos se encuentren bajo la marquesina de un cine donde Shosanna espera para vengarse.
Una vez más, Tarantino toma un género –el macaroni bélico- y lo lleva a su terreno, en un nuevo y glorioso homenaje al cine. Una película de propaganda nazi ocupa, de hecho, el centro de la trama de esta cinta sobre la Segunda Guerra Mundial donde lo de menos es la Historia con mayúscula. Brilla especialmente, dentro de un amplio elenco internacional, el oficial SS Hans Landa (Christoph Waltz), que da muestras de su perfecto dominio del alemán, francés, el inglés y el italiano.
Crítica:
19.09.2009 – JOSU EGUREN
Palabras como balas
Tarantino vuelve a la carga con su viejo equipo, que incluye a Ennio Morricone a los mandos del muro sonoro, y al tándem Peckinpah-Sergio Leone en la segunda unidad. Después de reescribir la historia del cine dando entrada en miles de agendas a cientos de sus títulos de culto por la vía del ‘explotation’, ahora se atreve a dinamitar la Historia que se escribe con mayúsculas, colocando cargas explosivas en los pilares de su propia obra cinematográfica.
Tarantino, en caída libre, nos ofrece su versión más provocadora, confusa e intermitentemente genial para sentarnos en primera fila de una escaramuza bélica que rehúye el combate con armas de fuego para medir a sus personajes en siete desiguales asaltos de esgrima verbal.
Primera provocación: el sable lo maneja con fiereza el portentoso Christopher Waltz, dando vida a un cazador de judíos nazi en el que Tarantino concentra toda la potencia de su cine dialogado. El ‘auteur’ no teme autofagotizarse y, lejos de dinamizar la película utilizando todos los móviles del ‘spaghetti-western’, prefiere espesar unos diálogos en los que residen sus verdaderas señas de identidad.
Segunda provocación: la violencia se dilata en el tiempo para ganar en intensidad a medida que aumenta el tono de los diálogos. Tras el espectacular arranque del título, una de las mejores secuencias que ha filmado el director de “Pulp Fiction” en su carrera, queda claro que el espectador debe aplicarse para interpretar las inflexiones vocales del texto. No en vano “Malditos bastardos” es una interesantísima reflexión sobre el lenguaje que sólo puede disfrutarse en V.O.S.
Tercera provocación: Brad Pitt es un simple señuelo que desaparece cuando el director lo ha exprimido para resumir su parodia/homenaje al cine bélico de comandos.
¿Obra maestra? Hay una película inmensa sumergida bajo el océano verborreico de “Malditos bastardos”, pero hace falta una tremenda capacidad pulmonar, y mucha paciencia, para reordenar todo su caos mental.