Ya es la segunda vez en poco más de 30 días que un comentario en las redes sociales de políticos de segunda fila o nivel, son utilizados para atacarles. Si hace poco Rubén Novoa se le publicaron fotos de su pasado adolescente radical y se le atacaba en lo personal por hacer un comentario (a mi parecer desafortunado, pero que no por ello merece que un medio de comunicación publique su pasado o su vida), ahora a mi compañero en la ejecutiva del PSC de Barcelona se le fiscaliza por lo que escribe en el Facebook sobre la entrevista que le hizo la directora de “La seva” o sea TV3 a Montilla.
La entrevista es en el estilo típico de Mónica Terribas, donde muestra bastante mala educación y no sabe adaptarse a la lenta dialéctica de Montilla, algo que no muestra una gran habilidad periodística sinó una falta de entender que si queremos respuestas y realmente sacarle algo al entrevistado debemos respetar sus propios tempos expresivos. Algo muy del estilo de “La seva” pero que es a lo que nos tienen acostumbrados unos periodistas que se creen más importantes ellos que sus propios entrevistados.
Más allá de esa valoración, en general, el estilo de Terribas es agresivo, y eso no me molesta, en general logra sacar alguna entrevista interesante y la caída del programa “La Nit al Dia” es debido, básicamente, a la pérdida de ella como entrevistadora con garra. Me asquean las entrevistas masajes, y por ello el estilo Terribas, aunque maleducado y poco adaptado a los que hablamos algo más lentamente que el vendedor de coches micromachines, termina siendo más interesante que otros.
En la entrevista a Montilla creo que se equivocó, pero es algo que dejo a la valoración de los ciudadanos y de los que lo vieron, también es verdad que Montilla tiene la obligación de ser capaz de dar mensajes mejores y de forma más clara y directa o bien, parar los pies a la entrevistadora para poder decir la suya. Es político, le pagamos nosotros para que sepa expresar las ideas que defiende, y por tanto es su obligación.
Ahora bien, no comparto ni el tono y posiblemente parte del fondo de lo que mi compañero Miguel Angel del PSC de Barcelona expresó en una entrada en su Facebook llamándola “mal follada”, pero de ahí a que La Vanguardia y otros medios digitales se dediquen a sacarlo como un tema clave, me parece triste.
¿Porqué? Porqué Miguel Angel es un cargo de confianza del ayuntamiento de Barcelona, sí, y por tanto tiene obediencia debida como servidor público a la ciudadanía, pero en aquello que es competente. Si su alocución hubiera sido en un ámbito de responsabilidad personal se le podría exigir responsabilidades y además sí que sería noticia, pero Miguel Angel no es portavoz, no es diputado, no es un cargo electo y su papel (como el mío, a nivel orgánico) es de segunda fila (no por ello denostable y muy loable que trabaje en este sentido). Si ahora a cualquier persona por tener un cargo orgánico en un partido de relevancia local se le puede poner en la picota por sus opiniones públicas estamos teniendo un serio problema. Poner en el mismo nivel a Terribas con Miguel A. Martin es un error, ambos son objeto legítimo de crítica pero en su ámbito de responsabilidad, y la directora de TV3 tiene más que un cargo de confianza del ayuntamiento de Barcelona.
Entiendo que alguien que es electo y que además ostenta un papel de portavocía sus opiniones tengan que ser observadas con otra mirada. Pero ahí a que cualquier persona activa en la política se le fiscalice lo que diga va un paso. Si queremos que la política pierda el lustre de la consigna, de los mensajes vacíos, queremos políticos que arriesguen y den opiniones no podemos generar incentivos, desde el poder mediático de disparar hacia abajo por una opinión (desafortunada en las formas).
Si queremos aprovechar las redes sociales para que nuestros políticos se abran y para que la gente activa en la política se arriesgue y salga de la consigna y de la partitocracia no podemos estar golpeando y machacando al político de segunda o tercera fila que expresa una opinión.
He de suponer que La Vanguardia tiene más fuentes de información y que no sólo lo que diga un tipo con responsabilidades muy acotadas, diga en su Facebook, y podría haber dado un enfoque más elaborado a la noticia. Ya que al final lo que ha conseguido ha sido disparar desde una situación de poder a una de debilidad.
Me encantaría que algún día La Vanguardia también disparar hacia arriba a la misma Terribas cuando se equivoque o a El Corte Ingles cuando comete abusos laborales. Pero ya se sabe, y esto es otro tema, perro no come perro y tampoco muerde la mano que le dá de comer.