Llamarse José Juan y apellidarse Martínez Gómez no da para malo de James Bond. A lo largo de los años han pasado por esta sección dictadores caníbales, reinas de la cocaína... en comparación con ellos José Juan es poca cosa, solo un ladrón. Pero qué ladrón, amiguis. El cerebro del robo más espectacular de la historia de España: el del Banco Central de Barcelona.
José Juan Martínez después de salir de prisión, con 60 años.
Mayo. 1981. La gente lleva pantalones de campana y americanas con coderas, en la radio suenan Los Pecos, "De niña a mujer" de Julio Iglesias y este temazo. Y hacía unos meses (casi) todo el mundo se había cagado encima cuando un tal Tejero (no Fernando) entraba en el Congreso y pegaba unos cuantos tiros. En este ambiente, no precisamente chill, once atracadores comandados por José Juan Martínez entran en el Banco Central de Barcelona y toman como rehenes a las 263 personas que había dentro. Martínez, conocido en el lumpen como el Rubio, deja un comunicado en la cabina telefónica contigua al banco donde pide la liberación de "los cuatro héroes del 23 de febrero y nuestro valiente teniente coronel Tejero" y, puestos a pedir, también solicita dos aviones para huir rumbo a Argentina. O se cumplen esas exigencias en 72 horas o empiezan a matar a los rehenes. El comunicado se hace público y se organiza un gabinete de crisis comandado por el director general de la guardia civil, el general de apellidos muy de tira de Ibáñez: José Aramburu Topete.
Se suceden las escenas a lo "Tarde de perros", "El plan perfecto" o "introduzca su película favorita de atracos aquí": que si negociaciones, que si las autoridades despejando la zona, que si la Cruz Roja llevando comida a los rehenes... y se alimenta la teoría de la conspiración, se teme que detrás del atraco estén la ultraderecha o un grupo de militares afines a Tejero. Pero dentro del banco los atracadores tienen un momento más propio de "Atraco a las 3" que de "La casa de papel" al darse cuenta de que con las herramientas que han llevado no pueden perforar los muros de los túneles subterráneos por los que pensaban huir.
Pasan las horas, pasa un día entero y una tanqueta del ejército se
acerca al banco con un mensaje: "de vosotros depende el trato que vayáis
a recibir". El Rubio ordena a sus hombres que disparen a la tanqueta y ésta se
marcha. Las autoridades ya empiezan a convencerse de que los atracadores
solo son eso, atracadores, y no guardias civiles ni militares.
El Rubio sale entonces del banco apuntando a uno de los rehenes. Se pasea por los alrededores, quizá para tomar el fresco, y probablemente también para ver dónde estaban situados los francotiradores. Se pasa durante 3 minutos, pistola en mano, cigarro en boca, y vuelve a entrar. Los atracadores, que
ya saben que su vía de escape no es factible, se empiezan a poner
nerviosos. Los francotiradores se sitúan en edificios cercanos y desde ahí ven a
un asaltante junto a un rehén. No oyen la conversación entre ellos que
es tal que así (y no me la invento, la cuenta uno de sus protagonistas
en el reportaje "La caja 156"):
Parece que esto se ha terminao, menudo follón habéis armao... ¿tú estás
casao? Sí... me dice que tiene dos hijos varones, de la misma edad de los
míos, entonces fíjate tú y en esta conversación, por aquí oigo rrrrrr...
Ese "rrrrrr" es una bala. Un francotirador ha visto que tiene a tiro al asaltante y le dispara. El hombre, José María Cuevas, muere al instante y resulta ser cuñado y hermano de dos de los otros atracadores. O los GEO intervienen ya o se lía parda. Y eso hacen. Entran por la azotea del edificio y van bajando. El Rubio decide liberar a los rehenes y salir con ellos junto con el resto de sus hombres, intentando pasar desapercibidos. Un grupo de atracadores se regudia en un hotel cercano. Pero la policía va identificando a todos uno a uno y detiene a los atracadores, también a los huidos. El Rubio, como jefe de la operación, es condenado a 30 años de prisión, los demás a penas de más de entre 20 y 25 años. Los 500 millones de pesetas que había en el banco seguían dentro, todos apilados en el hall de la entrada. No se habían llevado nada.
Pero uno no es el cerebro de un atraco como este y se queda en prisión a ver la vida pasar. En 1988 Martínez aprovecha un permiso y se fuga, con tan mala suerte que un mes después coincide en un restaurante con un policía que lo reconoce, se produce un tiroteo, dos policías mueren y el propio Rubio acaba herido. De nuevo, la comedia involuntaria se ceba con Martínez, su pistola se encasquilla y solo dispara una bala, así que no es él quien mata a los policías, sino el uno al otro, en el fragor del tiroteo. Martínez vuelve a la cárcel y en el año 96 se fuga de nuevo y otra vez, y también un mes más tarde, lo detienen. Sale de prisión años más tarde y apenas concede unas cuantas entrevistas, se escribe un libro con su historia y el Rubio retoma su vocación, vamos, el robo de bancos e intenta atracar un banco en San Sebastián. Cómo no, le pillan.
Entre fuga y fuga, entre robo y robo, José Juan da entrevistas y en ellas agranda la teoría conspirativa que siempre rodeó al atraco. Afirma haber sido contratado por dos personas, uno un tal Luis (supuesto jefe de operaciones encubiertas del CESID) y el otro el subdirector Emilio Alonso Manglano (dimitió de su cargo en los 90 por encargar escuchas ilegales) para robar un maletín que estaba dentro de la caja 156 del banco. ¿Y qué había en el maletín? Según el Rubio, documentos que demostraban quiénes financiaron el 23F y que la monarquía estaba implicada. Los GEO que intervinieron en el robo desmienten esta teoría y aseguran que no había ningún maletín, que se registró a cada atracador, a cada rehén y nadie lo llevaba. Otro de los asaltantes dice del Rubio "esa persona es un fantástico y nos ha llevado a todos a la cárcel". Aramburu Topete los definió a él y su banda como "anarquistas, chorizos y macarras".
Ojalá
alguien retome todo este caso y haga un "Zodiac" a la española, que
cuente la historia sin necesidad de averiguar la verdad porque lo bonito
está en el proceso, en intentar encontrarle un sentido aunque no lo tenga. Si queréis saber más sobre el Rubio, Aramburu Topete y teorías conspirativas varias os doy varias opciones: la sobria de este documental de rtve, o la épica de "La caja 156", con la voz de Gloria Serra, que podría
convertir en heroica una mañana haciendo la compra en el Lidl.
Y vosotros, ¿cuál es vuestra teoría favorita del robo al Banco
Central?, ¿conspiración pagada por oscuras fuerzas del mal?, ¿o José
Juan es un fantástico, tal y como decía uno de los atracadores?