Los electores echaron de casi todas los comunidades autónomas al PSOE hartos de su nepotismo, despilfarro y corrupción al estilo de los ERE de Andalucía, pero puede ser que el PP esté cayendo en los mismos vicios que llevaron el país a la ruina.
La opinión pública debe vigilarlo estrechamente.
Obsérvese el caso de Extremadura, donde el presidente popular del nuevo Parlamento --órgano innecesario, como en casi todas las demás regiones-- ha contratado como chófer a un primo suyo.
Se defiende alegando que Zapatero también hizo asesor personal a su primo predilecto.
Fernández Vara, el expresidente socialista, un verso libre que molesta a Rubalcaba, acaba de publicar los nombres de 16 familiares supuestamente enchufados por la nueva administración, 14 del PP y dos de quien al abstenerse le dio el poder, IU.
También es sospechoso que la autoproclamada ahorrativa María Dolores de Cospedal contratara a precio de oro en Castilla-La Mancha a un director de la radiotelevisión regional que había prometido cerrar, aunque de momento la legislación se lo impide.
Pero podía haber dejado morir lentamente el medio como ha hecho su conmilitón, el presidente balear, José Ramón Bauza.
En Asturias la actuación del PP no es menos sospechosa que la del PSOE al oponerse a que el Gobierno en minoría de Francisco Álvarez Cascos ahogue con mínima inversión a la televisión autonómica montada por el PSOE hace cinco años.
Allá donde no hay una lengua oficial distinta al castellano deberían cerrarse esas cadenas cuyo costo incrementa muchos déficits.
Esos medios deben ser de iniciativa privada. Pero se diría que algunos dirigentes del nuevo PP sólo quieren cambiar los cómplices y la orientación de su propaganda; y o Rajoy lo impide, o volvemos a las mismas.
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