Recientemente he conocido a una familia que está siendo víctima del fascismo y despotismo institucional, por el simple hecho de que la madre, denunció en su día el acoso escolar que estaban padeciendo sus hijas. Como viene siendo habitual y viciadamente corporativista, lejos de intentar frenar y erradicar este terrorismo socio-escolar, el Sistema Educativo cual Torquemada inquisidor arremete contra la cabeza de familia, proyectando su miedo agresivo, sin sopesar el daño que está infringiendo a todo el núcleo familiar y lamentablemente muy especialmente en las víctimas menores. Como excelente acosador principal, el Sistema Educativo, se nutre de su dominio injusto apoyándose en Matones de los cuerpos de Servicios Sociales y otras instancias institucionales, donde como viene siendo habitual se unen para establecer un escudo donde el corporativismo exacerbado y totalitarista está por encima de los derechos de los menores y de la propia familia, puesto que el temor a ser desacreditados les lleva a justificar cualquier acción, incluidas rumorologías, bulos, acoso, desprestigio social, derribo, falseamiento de informes y hechos; e incluso tergiversación de narracción de los menores y de la madre, amén de la violación de múltiples derechos fundamentales; eso sí, siempre amparándose en el sacrosanto deber de protección hacia los Menores y con la Ley no escrita de no poder ser puesta en entredicha por otras instituciones que como quiste viciado hacen piña ante el ejecutor “consagrado”.
El resultado es que una menor que debería estar estudiando en su colegio (han sido demasiados por los que ha pasado) está obligada por su estado anímico-emocional y psicológico a refugiarse en casa, sin ayuda alguna, ni siquiera de profesorado en casa, ya que estos inquisidores del siglo XXI entienden que son problemas de la víctima y de la madre (cantata harto usada por estos mafiosos incompetentes).
Mientras tanto esa joven, sus hermanas y en definitiva toda su familia, se refugian en la sinceridad de saber que son las víctimas y que no es justo. Comprueban cómo se les aísla, divide, margina y coartan tantos y tantos derechos, mientras el Cardenalicio educativo richeliano arremete con su peor arma para asustar, coaccionar y chantajear a toda la familia en pleno, con el pecado infinito de la pérdida de la custodia y guardia de sus vástagos.
Me queda en el oído, en la conciencia y en mi alma unas palabras de esa víctima menor, fuerte, pero cansada, denostada y deprimida, cuando me cuenta los viles argumentos de quienes continuamente le someten a ella y a su madre, mediante una cobarde presión a reiteradas citas donde asoma el carácter represivo y maltratador de la alineación; en este caso alineación institucional para que inculpe a unos padres que sólo han sido y son culpables de defender con honestidad y valentía los derechos de sus hijos.
- Mi palabra no vale comparada con las suyas - me expresaba, refiriéndose a los inquisidores educativos.
- Tengo miedo que por mi culpa puedan separarnos - venía a contarme, cuando me expresaba la presión de esos zafios y viles funcionarios.
No puedo, por el momento dar datos porque evidentemente el temor de esta familia a que esos bárbaros sociales ejecuten esas amenazas de separación es muy alto…
¡Menuda democracia, menudo estado de derecho, menuda indecencia!
Sólo sé, pequeña gran y excepcional persona que TU PALABRA ME VALE y que, CUENTA CONMIGO. Tu caso, desgraciadamente para mí es demasiado familiar, pues he pasado y paso por circunstancias similares. Un abrazo y no decaigas. Escucha este tema de Blas de Otero. Escucha la letra. Habla de tí y de tu familia, así que sientete orgullosa y no decaigas. Va por tí y tu familia, apreciada amiga (así te siento )
Manuel Rodríguez
Fuente vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=Jayk2C5jXQo
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publicado el 03 mayo a las 16:17
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