Revista Diario

Mamá, no quiero ir al cole

Por Belen
Eso fue lo que anoche, justo antes de dormirse me dijo mi hijo. Y es que como os dije ayer, salió del colegio muy confundido, algo serio e incluso triste. Él que iba tan feliz, tan pizpireto, tan convencido, llega y se encuentra con 3 o 4 compañeros llorando a moco tendido, gritando y berreando. El pobre debió quedarse sorprendido, debió decir algo así como:
-"pues si este lugar es tan divertido como dice mami, ¿qué puñetas hacen estos llorando a mares?. Igual mamá me ha engañado y esto es un rollazo...."
Yo en su lugar lo hubiera pensado. Gritos, llantos, berrinches, así no hay quien se relaje y disfrute, eso está claro.
El día lo pasó fenomenal, risas, mimos, besos, pasamos un día estupendo. Hicimos muchas cosas, comió y cenó cosas ricas hechas por mami y planeamos muchas cositas para hacer hoy. Pero después de llevar todo el día analizando, su conclusión fue esa, no quería regresar al colegio,...., ¡¡solo!!.
El término "solo" es fundamental. Lo que él quería es que yo fuese con él, porque ir sí que le gusta. Así que anoche antes de dormir nos tocó charleta trascendental, de niños mayores, mamás y papás que se quedan fuera esperando, niños que aprenden y se hacen grandes como los papis y las mamis, Reyes Magos orgullosos de niños que van al cole,..... mami que si se porta bien le lleva regalito. Hablando en plata, utilizamos el soborno. Y funcionó. Se quedó dormido tranquilo y plácido. Ha dormido toda la noche de un tirón y a las 8 en punto se ha despertado solito, como un reloj.
Lo primero que ha dicho ha sido que quería ponerse un reloj (de juguete) para ir al cole, ¡¡perfecto!! hijo como si te quieres disfrazar de Spiderman, tu ponte lo que quieras. Después ya me ha dicho que no quería ir solo al cole.... mal vamos. Pero a pesar de eso, ha desayunado (aunque mucho menos que otros días), ha visto sus dibus, ha jugado con su gata, y me ha dejado vestirle sin mucho problema. Como íbamos bien de tiempo le he leído un cuento para relajarle. Todo ha ido bien, y nos hemos ido. Hemos ido hablando, riendo y muy tranquilos, pero al llegar ya me iba recordando que no quería ir solo.
Y al ir hacia la puerta de su clase, una lágrimita se le ha escapado, pero no oponía resistencia, se dejaba llevar de la manita. Y mami, con el corazón en un puño asumiendo su papel de "tengo que ser fuerte y decidida por su bien". Ya en la misma puerta al ver a la profe no lo ha podido remediar, sus lagrimitas caían sin control, y él intentaba limpiarse como queriendo evitarlas, pero no ha podido. Le he dado un besito y se lo he entregado a la profesora, dándome media vuelta de inmediato. Ha llorado y se ha resistido a entrar. Pero me he ido sin más.
¿Qué cómo me he sentido? Creo que todos sabéis cómo me he sentido, mal, muy mal. Sé que no pasa nada, sé que forma parte de la adaptación, y sé que se le pasará, pero me he sentido mal.
Cuando he ido a buscarle confieso que iba nerviosa, hasta me dolía un poco el estómago. Era el primero de la fila para salir, su cara reflejaba emoción, nervios, al verme ha sonreído. Y le ha dicho a su profe "¡¡hasta mañana!!". Me ha abrazado y me ha besado. Y como es más tierno que un bizcocho me ha confesado que ha llorado, pero que la profe ha dicho que no pasa nada y que no hay por qué llorar. Al momento dice que tenía pis, así que hemos entrado en su clase de nuevo y me ha llevado a los baños de los peques, me lo ha enseñado todo muy orgulloso y hemos vuelto al aula, donde ha hablado muy confiado con la profesora de apoyo.
Su profe me ha dicho que todo pasó enseguida, y que hoy consiguió que todos la atendieran tranquilos e incluso les pudo leer un cuento. Buena señal. Me ha dicho que es un niño muy maduro y, .... , muy sensible. ¡Ja!, me lo dices o me lo cuentas. Pero me alegra ver que le ha calado pronto. Es cierto, es un niño muy maduro para su edad, y de su sensibilidad os he hablado en muchas ocasiones.
Pero hemos dado un paso más. Al salir ha ido muy contento, nada que ver con ayer, ha ido riendo, correteando, feliz. Y al verle así yo me he relajado muchísimo.
Ahora duerme, agotado, y reponiendo fuerzas para enfrentar una tarde llena de recompensas y juegos. Hoy haremos magdalenas juntos (adora mezclar ingredientes y colocar los moldes en la bandeja de horno) y después nos iremos a jugar a los bolos.

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