Mamá… ¡pééé ¡
Creo que no existe manual de padres en el mundo, especialmente para ser mamá. En su día un merecido homenaje y origen de este título (en castellano Mamá ya pues, perdona) para ti, para Ud., para mi mamá con mucho cariño en su día.
Corría un sábado cualquiera, mes y año que no recuerdo. Mis amigo y yo incluido mi hermano menor .nos escapamos de las labores escolares y de casa, para disfrutar del mar y de jugar pelota. Disfrutábamos del mar, el sol, y por supuesto de una rica “raspadilla” (elaborada a base de hielo y jarabes de dulce que les propiciaba un gran y colorido sabor.)
_ A la voz de ¡una pichanga! Todos nos prestábamos, listos, para iniciar la jornada futbolera! Te la rijo ¡vamos a elegir equipos . Unos por aquí otros para allá, yo elijo al zurdo Díaz, bueno yo me quedo con el arquero Camacho, yo con tal y yo tal .uno a uno fue armando el equipo ideal .algunos con sobrenombres ¡Yo soy Cueto! ¡Yo soy Sotil! ¡Yo soy pelé! ¡Yo soy Zico! Y después de un largo etcétera Mi hermano y yo pasamos a jugar al equipo ganador.
Una vez armado los equipos rifamos la cancha, se arman los arcos con piedras que encontramos sobre todo bien elegidas. Realizamos el trazo de la cancha y al silbato o mejor dicho al chiflido espontaneo de alguien iniciamos el partido.se podría apreciar algunas jugadas maestras de los muchachos “Huachas “por aquí “Chalacas “por allá. Finos cabezazos, goles de media cancha. Nos encontrábamos en lo mejor cuando de pronto. Aparecen unos retadores, con afán de lógicamente de vencernos. El temible equipo del otro barrio “La Siberia”.
Llamada así por su proximidad al mar, y cerca muy cerca de una fábrica mejor dicho un molino, temida gente y temido barrio aunque varias veces les habríamos ganado. Nos informan que desean jugar “La revancha”. Esta vez de un modo más interesante en su “barrio “en su cancha y con una pequeña apuesta. Aquel que logre vencer será acreedor a la “pelota oficial” inter barrio y un suculento premio de veinte soles (de la época).Debatimos y se decide aceptar el reto .lo que no calculábamos que sería en ese instante y sobre todo ese día.
Camino a la temida cancha de la “Siberia” conformamos el equipo ideal al zurdo Díaz, al portero Camacho, “cuetos” “peles” “zicos “y más .claro me incluyeron en esa terna pero me advirtieron que mi hermano menor no podría jugar, asumí que en la banca dirigiría la barra con aquellos canticos victoriosos de antiguas jornadas. Pero sobre todo que jamás me abandonaría.(Entendería más tarde el abandono hacia mí).
Se inicia el juego, y ya en un momento nos habían anotado. El score era de 2-0 decidimos iniciar nuestro mejores pases y vaya que dio resultado se logra “voltear” el score hacia el segundo tiempo. Ya vamos ganando 4-2 jamás se movería el tablero de anotaciones. Celebramos el pitazo final. Todos entre abrazos alegrías y algunos canticos reacciono y me doy con la sorpresa que mi hermano no se encuentra en la banca. Sudo frio pero en ese instante me llaman para cobrar el premio. Veo los rostros de los derrotados observo que por claros motivos no entregarían el jugoso premio.
Palabras van palabras vienen, alguien una persona mayor interviene y nos lo entregan. Partimos raudamente temerosos pues claro la “Siberia” no era el mejor de los barrios y por supuesto venderían cara su derrota, temerosos vuelve a mi ¿dónde está mi hermano? Alguien del equipo de la barra nuestra me comenta tu hermano se aburrió, partió a la carrera hacia nuestro barrio, respiro casi tranquilo. Logramos partir claro no sin antes recibir insultos, empujones y alguna que otra “amenaza” de los perdedores del barrio la “Siberia”.
A la carrera y entre algunas cosas lanzadas, logramos treparnos al bus rumbo a nuestro barrio, y observo a través de las ventanas se hace noche, ahora si sudo frio llega mi madre. Espero después de nosotros. Para no encontrarme con su temido reproche y sobre todo su tan y conocida chancla “la voladora”. Ya en ocasiones habríamos sufrido su letal y efectivo instrumento con consecuencias y para paliar su efectividad nos frotaba después de hacer justicia con Vic vaporub.
Ya devuelta al barrio, escucho el tan temido chiflido ¡mi vieja! Ha llegado. Un amigo me comenta que lleva buen tiempo buscándome y a el primero en encontrarse fue a mi hermano solo observo a través de la ventana a la temida “voladora” algunos llantos y ¡Zas! ¡Zas! Luego un lúgubre silencio, y por supuesto preguntando ¿Dónde? ¿Dónde? Nadie, absolutamente nadie osaba contradecirla. Incluidos los chicos del barrio.
A distancia la diviso preguntando en la tienda del chino, a los demás chicos, me refugio entre matorrales del parque y detrás de las faldas de las chicas más grande del barrio. Creo que no se atrevería a buscarme y reprocharme en frente de ellas, pues se daría cara a cara con Inés la hermosa hija de su mejor amiga doña María. Logro burlarle ya no la veo en ruta. Pienso rápido y decido ir casa, bañarme a la carrera y salvarme así de la chancla “voladora” fatal error y decisión.
Preciso instante que mi hermano me abriría la puerta ante mi llamado y silbido secreto, presiento una gran sombra tras de mí, jure en ese instante que doña María con Inés su hija aparecerían para salvarme. Abren la puerta aparece mi hermano diciendo: ¡llegaste! ¡amáááá´! Tiemblo sólo pienso ahora sí. Mi hermano ya bañado alerta con su grito” a mi viejita” algo extraño sucede mi madre sonriendo me dice pasa hijito, pasa. Pensé me perdono pero me equivoque era doña María y su hija que venían a visitarla.me salvo la campana.
Algunos minutos logran salvarme aprovecho y voy al baño corriendo, me desnudo en el acto, me ducho. Ágilmente me coloco el pijama, salgo casi a la sala escucho la conversación de mi madre y su amiga. Todo es felicidad. Mi madre a insistencia les invita a tomar el té.
Aprovecho en tomar algo con galletas y me dirijo al dormitorio saludo a mi hermano que me mira sorprendido ¿qué paso? Yo aún más sorprendido le respondo ¡nada! Mañana será otro día.me recuesto producto del dispute del día caigo dormido angelicalmente, confiado que mañana será otro día .segundo error. Giro medio dormido el ambiente con luz tenue de la lámpara que alumbraba y separaba la cama de la de mi hermano. Abro bien los ojos esta vez y observo gigante a contra luz la figura de mi madre y su tan temible chancla “la voladora”.
No pronuncie palabra alguna, pues la que hablaba solo era ella y su chancla inicia el interrogatorio ¿dónde has estado? Má déjame explicarte, segunda pregunta ¿qué te dije yo? Má espera pééé. Tercera pregunta ¿Hiciste lo que te recomendé? Má péé´. Yo tratando de sostener la situación y viendo la cercanía de la “voladora” mira má te voy a contar, escucha péééé. Observo de reojo a mi hermano con la cobija a la altura de sus ojos, esperanzado en su apoyo y solo sentencia, ¡Má fuimos a “La Siberia”! tercer error.
Solo cierro mis ojos y presto para asestar el primer golpe. ¿Qué hacían en la Siberia? Creyéndome salvo le explico a mi madre lo acontecido, lo bien que habíamos jugado, el premio y no obviando detalle alguno logro arrancar una dulce sonrisa a mi madre, donde también observo que no usara esta vez a la temida “voladora” cuarto error.
Convencido que no habrá “voladora” por hoy “compro inocentemente la voluntad de mi madre”, pues le entrego la parte que me correspondía del premio, jugado por la tarde. Besos y abrazos termina nuestra conversación. Doy la espalda a mi madre para reiniciar mi adorable y dulce sueño y en un confiado ¡hasta mañana! Quinto error.
¿Sabes qué día es mañana? Pues ¡mañana es mi día, como puedes hacerme esto! Sabes lo duro que trabajo y me haces esto ¡Zas! Además ¿quién te dijo que salgas a jugar? ¡Zas! ¿Por qué abandonas a tu hermano? Má pééééé ¡Zas! Y después vendría ¡Ya… te…he…dicho…que…me…o…be…des…cas…! Y mi clásico ¡¡¡¡¡¡Má pééééé!!!!!!! Silencio sepulcral mío y de mi hermano.
Terminada la tunda, incluida frotada con ungüento, mi madre nos arrullaba para dormir con cantos de cuna, que para mí parecerían su canto de guerra y de triunfo. Debo confesar que después de este capítulo intenté esconder, quemar, enterrar, desaparecer a la temida “voladora” pero no entiendo hasta hoy en día como siempre volvía a manos de mí querida madre. Siempre “de pie” o al costado de ella.
Hoy con 40 años observo como mi nuera intenta corregir a mi nieto algo más col, así como: ¿Te he buscado, explícame como te ubico? ¿Ok? ¿Por Messenger, WhatsApp? Solo pregunto si mi madre hubiera convivido con esta tecnología o la recordada “voladora” estaría siempre enchufada con ella,
Mi madre gracias a Dios aún vive, giro hacia el umbral del jardín la veo tierna y sonriente me mira y me hace un gesto como diciéndome con sus manitos ¡mira! ¡Escucha! Y bajo sus pies descansando algo ya pasada de tiempo la aún y efectiva “voladora” a lo lejos escucho el silbido de mi hermano llegando con sus hijos para escuchar de voz de su abuela las historias de la “voladora”.
P.D. con mucho cariño para ustedes ,la coincidencia no se ajusta a la verdad.