una de las preguntas que más temía, llegó:
«mamá, ¿tú crees en Papá Noel?» es que me dice una amigo del cole que tiene pruebas de que no existe…
y ahí ya empiezas a perder pie… escuchas, porque en ese momento debes hacerlo como nunca antes, pero al tiempo tratas de aparentar calma, sorpresa… y de generar una respuesta que no deje lugar a dudas, tajante… y, si puede ser, que le devuelva un par de años atrás en su inocencia…
y no pude sino decirle que yo sí creo, que siempre he creído, y que no quiero dejar de creer.
«mamá, pues si tú crees, yo creo», me dijo.
buff, ahí es nada.
sabía que estaba dejando a Pinocho chato, y sé que se enfadará conmigo cuando lo descubra.
pero también sé que se le pasará rápido cuando entienda que lo importante es mantener esa magia y esa ilusión, sea como sea que nos sorprendamos a partir de ese momento, y que lo entenderá, y que aprenderemos a vivirlo juntas de otra manera.
ya lo dije hace un par de años por aquí, yo vivo de la ilusión. pero no me llames ilusa… ni a ella tampoco.