Revista Diario
Nunca pensé, que mi madre iba a ser la abuela que es hoy en día. Abuela incondicional, cariñosa, generosa y todas las osas que se nos puedan imaginar en este sentido. ¿Pero donde estaba esa mujer escondida cuando "sólo" era madre?. Y no quiero decir que antes no fuera cariñosa ni nada de eso sino que era sumamente exigente y siempre ejerciendo correctivos sobre sus hijas. Claro, pensando yo, ahora ha dejado de lado los correctivos, de esa función ¡que se ocupe la madre!. Ella está para mimar, consentir y adorar a su nieto.Miren ustedes por donde, cómo es la vida, que Dios le trajo como nieto el varón que nunca tuvo y que siempre deseó, pues nosotras somos tres hermanas. Y ya que nombro a Dios aprovecho para decir que él supo cómo hacer las cosas al no darle un hijo varón a mi madre porque si en vez de ser mi madre fuese mi suegra hace mucho tiempo que hubiese habido un cisma familiar. Porque una madre es una madre, con ella discutes, muchas veces sin medir las palabras, te enfadas, ríes, lloras, gritas y seguirá siendo tu madre pero con tu suegra no es lo mismo. Y eso que yo con mi suegra estoy encantada, es la mejor de las suegras, respeta nuestras decisiones y nos quiere mucho pero nos falta ese lazo que tienen una madre y una hija, ese lazo irrompible. Ella es un buen ejemplo a seguir, sobretodo teniendo en cuenta que algún día llegaré a ser suegra también.Estando así las cosas, lo vamos llevando. Ambas, mi madre y yo, somos conscientes de las funciones de la otra y aunque nunca se lo admitiré estoy encantada con que ella cumpla tan bien con las suyas. Aunque tenga que regañarla por no hacerme ni caso cuando le doy instrucciones, aunque a escondidas le de al peque otras comidas y a deshora porque crea que el niño "está muy flaco", aunque no lo despierte porque le da penita a pesar de que el peque se ha dormido antes del almuerzo y luego nos dará la lata toda la tarde, aunque lo lleve a misa siempre que puede en vez de llevarlo al parque como habíamos quedado y de paso aproveche para mostrarle orgullosa su nieto a todas sus amigas, aunque se niegue a darle de comer en la trona sino sentadito en sus piernas para hablar con él y sentirlo mas cerquita. Aunque haya desocupado el cajón de la cómoda de una de mis hermanas para poner sólo las cosas de su nieto de tal manera que no le falte nada, aunque le haya enseñado a apagar cualquier luz eléctrica soplando como si fuera una vela y aunque, si por ella fuera, el niño no caminaría pues estaría mejor en sus brazos. Soy feliz por ella, porque desde que nació su nieto su cara se ilumina con un brillo especial. Porque aunque estemos en desacuerdo en un montón de cosas, a ella sólo la mueve el puro amor que siente hacia él y porque, su nieto, mi hijo, la adora con locura y su carita se ilumina también cuando la ve o tan solo con nombrarla.Y estoy feliz por mi, por tener la suerte de contemplar tanto amor entre una abuela y su nieto.