Revista Política
Los amigos y amigas de Arte Escénico han vuelto a lograrlo. Era de esperar, nos tienen mal acostumbrados a hacer las cosas bien y cada vez les exigimos más. Pero con Mamma mia! han dado un salto peligroso (y maravillosamente retador), pues hacerlo tan bien se convertirá en un referente a partir de ahora. Aunque seguro que volverán a superarse la próxima vez... Arte Escénico hace del escenario (escénico-escenario, su hábitat natural) un lugar privilegiado para ejercitar un magnífico derroche de optimismo. Aún en los momentos de escenas melancólicas, la música, sus voces, sus bailes y el recuerdo que las canciones de Abba nos extraen de la memoria colectiva -pues la práctica totalidad de los temas están enquistados en nuestra red neuronal- terminan trasladando a las butacas el ritmo y la alegría que, sin duda, ellos y ellas persiguen desde que se sube el telón. Y lo logran, ya lo dije. Cantan, bailan y actúan estupendamente. Saben que no han de envidiar a nadie. Con medios limitados (materiales -maldito dinero-, que no humanos) nos regalan un espectáculo mucho más que digno. Y como son tantos los que participan en el feliz proyecto, abajo los tenéis a todos, quiero personificar mi gran enhorabuena, aprovechando la amistad que me une a él, en Juan Díaz, "elemento" (con todas sus connotaciones) histórico e imprescindible de Arte Escénico. Como ellos gritan en el programa de mano, en estos tiempos tan difíciles en los que escasea la creatividad... ¡VIVA LA CULTURA Y VIVA EL TEATRO!