Los mándalas son un elemento muy utilizado últimamente. Sus llamativos colores y variadas formas los hacen ser muy atractivos para la vista y muy motivantes, lo que invita a emplearlos en variadas ocasiones. En nuestro centro de día, hace un tiempo, Elena, una de nuestros terapeutas ocupacionales, hizo un taller sobre ellos. Os presentamos hoy qué son y para qué se pueden utilizar.

La palabra mándala es de origen sánscrito y su significado es círculo sagrado o mágico. Ha estado presente en diversas civilizaciones, culturas y religiones: en el budismo, en el hinduismo, en los aztecas, en los mayas, en los navajos, en los pueblos nórdicos, en la cábala, en los rosetones de las catedrales, etc.


Dentro de las múltiples técnicas de relajación orientales, se encuentra la de pintar mándalas, los cuales son publicados en libros parecidos a los de los libros de colorear de los niños, donde viene el mándala sólo dibujado con líneas y el resto en blanco dispuesto para colorear. Esta técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, como puede serlo en otras, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. La pueden realizar personas de cualquier edad, siendo además una actividad que fortalece la creatividad.
Dibujando y coloreando mándalas podemos reducir estados emocionales negativos, como el estrés, la ansiedad, la angustia o la depresión, trabajando además aspectos positivos como la autoestima, la concentración, la creatividad e incluso la memoria. También nos sirven para mejorar la capacidad atencional, la motricidad fina o la caligrafía. Todo ello de una forma atractiva y divertida.

Aquí tenéis una imagen de cómo quedaron algunos mándalas que hicimos en el taller:
