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Mandarinas (2013)

Publicado el 22 mayo 2015 por Rugoleor @rugoleor
Póster: Mandarinas (2013)La película dirigida por Zaza Urushadze está ambientada en la década de los 90, cuando la guerra en Georgia estalla en la provincia de Abkhazi, que busca independizarse. El argumento narra la historia de Ivo (Lembit Ulfsak) un hombre estonio que decide quedarse para ayudar a su amigo Margus (Elmo Nüganen) con la cosecha de mandarinas. En uno de los conflictos armados en su pequeño pueblo dos soldados resultan heridos e Ivo se ve obligado a cuidar de ellos. Sin embargo, el soldado checheno Ahmed (Giorgi Nakashidze) y el soldado georgiano Niko (Misha Meskhi) pertenecen a los diferentes bandos de la guerra.
Calificación: 8,381.
Tráiler de la Película


Ficha
Título Original: Mandariinid.
Director: Zaza Urushadze.
Guionista: Zaza Urushadze.
Actores: Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Giorgi Nakashidze, Misha Meskhi, Raivo Trass.
Productor: Ivo Felt.
Fotografía: Rein Kotov.
Música: Niaz Diasamidze.
Montaje: Alexander Kuranov.
Diseño de Producción: Tea Telia.
Diseño de Vestuario: Simon Matchabeli.
Países: Estonia, Georgia.
Lugares de Rodaje: Guria (Georgia).
Fechas de Rodaje:
Año: 2013.
Duración: 83 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Bélica, Drama.
Estreno: 30-04-2015.
DVD (Venta):
Distribuidora: Karma Films, S. L.
WEB Oficial: WEB Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 4.403.
Recaudación: 31.664,01 €.
Fotograma: Mandarinas (2013)
Crítica
05-05-2015 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Frutas amargas
Con "Mandarinas" estamos ante una insólita película del talentoso cineasta estonio Zaza Urushadze, enmarcada en la olvidada guerra de Abjasia, donde varios seres humanos, pertenecientes a diferentes etnias y a países como Estonia, Chechenia, Georgia y, por supuesto, Rusia (nación hegemónica en la zona), se enfrentan a muerte. Su protagonista es un modesto granjero, en cuyo huerto cultiva mandarinos, con insospechados resultados. Singular personaje, encarnado con toda propiedad por el veterano actor Lembit Ulfsak.
A partir de ahí, estamos ante un oportuno alegato moral, realzado por el tono antibelicista que preside su desarrollo argumental, que en última instancia aboga por el respeto, la tolerancia y la reconciliación. Bienvenida sea una película tan sincera y hermosa como "Mandarinas", realizada de forma austera, pero con una sinceridad y una dignidad que llaman la atención en estos tiempos de desidia y corrupción transversal. El filme tiene un desarrollo melancólico, sublimado por el instinto de muerte, simétrico al de la vida, ya que el director se preocupa por narrar fríamente los hechos, como si estuviera llevando a cabo una reseña forense.
El horror, que radica en percatarse de que la amargura se esconde tras la cotidianidad de la vida, adquiere en el filme hondura de forma natural. Todo es sencillo, claro y directo, como el misterio del destino y la fatalidad del azar. Ese albur que lanza los dados y sólo nos permite apostar, aunque los dados estén cargados y se sepa quién va a ser el perdedor. Es cierto que cada cual se fabrica su sino, pero los materiales nos vienen dados. En ese sentido, nadie puede construir una casa con una hoz ni segar un campo con un martillo. Nuestros deseos son de dioses, pero nuestro destino es humano. Y en esa contradicción, tercamente inasumida, se encierra la tragedia que describe esta película señera.

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