Revista Cultura y Ocio

Manel – 10 milles per veure una bona armadura

Por Poplebon

Manel – 10 milles per veure una bona armadura

via Mandarina Magazine.

A quienes pensaban que el segundo trabajo de Manel iba a ser un bluff, lamentamos comunicarles que se equivocaron. El disco más esperado de los últimos años dentro de la música catalana es una auténtica maravilla. Y podríamos acabar aquí la crítica porque poco más hay que decir: no se necesitan más adjetivos para definirlo.

Desde los primeros acordes de Benvolgut, al ritmo de trompetas que incoscientemente animan a bailar, hasta las últimas notas de Deixa-la Toni, deixa-la, 10 milles per veure una bona armadura contiene lo que se esperaba: melodías frescas -que generan una deliciosa sensación de bueno rollo- acompañadas de letras costumbristas con las que trazar historias que generan afinidad, en las que poder verse retratado, que cantan a una sociedad repleta de treintañeros con sus alegrías, sus incertidumbres y sus tristezas, hablando de temas que nos son cercanos a todos y cada uno de nosotros.

Se puede criticar que Manel le canten a la mediocridad, que hablen de un mundo repleto de mileuristas y de gente demasiado corriente, pero también puede verse por el lado más positivo: que son capaces de loar el día adía, en convertir cualquier tontería, gesto inconsciente o hecho futil en algo digno de ser llevado a una canción, y lograr en ella poner los pelos de punta. ¿El ejemplo más claro? Criticarem les noves modes de pentinants.

Fuera aparte de ésta, de las once canciones del disco, cuatro sobresalen por encima del resto: la inicial Benvolgut, el single Aniversari, Boomerang y, como gran canción, El Miquel i L’Olga tornen. Cuatro delicias con unos ritmos adorables, luminosos, de sábado por la mañana, de Paseo Marítimo.

¿Cuáles son las diferencias entre Els millors professors europeus y este segundo trabajo? La sorprendente madurez que el grupo ha adquirido en estos tres años de intervalo. Todas y cada una de las canciones, sin perder un ápice de frescura, tienen unos arreglos sorprendentes, vientos y cuerdas atrevidos que enfatizan la intensidad de las melodías y las letras.

Y poco más. Que 10 milles per veure una bona armadura es un discazo, y que las ventas -oh aleluya- así lo están demostrando.


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