Revista Ciencia

Maneras de vivir

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22
Maneras de vivir

Vamos a intentar hacer un ejercicio de reflexión. En un mundo que va muy acelerado necesitamos un viaje interior, estar dispuesto a hacer un trabajo propio para transformar nuestra forma de ser, para que no intentemos cambiar a los demás, sino empezar el cambio en nosotros mismos. Ahí empieza la transformación. Andamos tremendamente acelerados sin pensar si lo que hacemos hoy nos acerca al sitio donde queremos estar mañana.

Hágase la siguiente pregunta.

¿Qué prioriza en su vida, la cantidad, la calidad o la calidez?

Dependiendo de su respuesta anterior vivirá para afuera, para adentro o atrayendo a la gente como un imán y, según su elección, su actitud será acumulativa (obsesionado por el tener), cualitativa (creciendo en su ser) o contributiva y colectiva (avanzando hacia el "somos")

Si su decisión es vivir la vida bajo la primera respuesta ( CANTIDAD) la vida será un problema a resolver y no dependerá alcanzar la felicidad sólo de usted, ya que su meta se ceñirá a ganar para tener, mantener y no perder y siempre verá al prójimo como un competidor y rival con una búsqueda permanente de su exclusivo beneficio aunque sea a costa del otro y no cesará de dar consejos a los demás hablando con autoridad y creyéndose dueño de lo que tiene y ha conseguido y dando prioridad siempre a lo urgente ya que podría perder los trenes que pasan por su vida. En definitiva, acabará con una patología del individualismo y egoísmo y un concepto de la soledad como aislamiento. Pero le será difícil alcanzar la felicidad. Usted querrá, pero dado que la vida es un problema a resolver serán los otros (familia, jefes, compañeros, amigos...)a los que culpará por no alcanzarla pues siempre le molestarán en su empeño por obtenerla.

Si su respuesta a la pregunta era la segunda de las cuestionadas con anterioridad ( CALIDAD) se habrá producido un gran avance. La vida será ahora una oportunidad para crecer, y su meta dar y recibir con el fin de aprender, viendo ya al ajeno como un compañero y tratando de obtener un bien común y no dando ya consejos sino compartiendo experiencias y hablando con humanidad a sabiendas de que lo que posee no le corresponde como dueño sino más bien como administrador de lo que tiene y ha conseguido y dando prioridad siempre a lo importante. Su actuar pasará de ser individualista a comunitario y los momentos de soledad le valdrán para un crecimiento personal poniendo sol a su edad, sea la que sea. Y su felicidad no será ya tener o alcanzar mucho o más cosas sino ser mejor persona enriqueciendo a los demás con su propio crecimiento personal.

Podríamos pensar que con esto ya es suficiente. Pero me gustaría reflexionar qué pasa cuando optamos por la tercera de la respuesta, elegir la CALIDEZ. En este supuesto, la vida pasa a ser un misterio a descubrir. Todas aquellas personas que aman lo que hacen acaban siendo investigadores de su tarea. Los que lo hacen porque no les queda otro remedio, simplemente llegan a ejecutores. Es la diferencia entre ganarse la vida y crear su propia vida. Y la meta es hacer especial todo lo que hago, no hacer cosas especiales. El amor estará siempre presente y a cada momento, irradiando e iluminando el camino a los demás, no brillando su ego con luz propia. Es en ese momento cuando el otro pasa a ser un hermano, y lo que le pasa a él, me pasa a mí. Su búsqueda será un continuo crecimiento interior. Y no es ni fácil ni cómodo. Si tira una moneda a una piscina y deja que llegue al fondo, al bucear a buscarla notará esa presión y tensión. Le darán ganas de abandonar y salir a la superficie, a la superficialidad. Pero la recompensa está en el fondo, en la profundidad. Aunque al principio le duela la cabeza. Y pasará de dar consejos o compartir experiencias a ser ejemplo para los demás, logrando la integridad y coherencia entre lo que piensa, lo que siente y como actúa. Es ahora cuando los valores se encarnan dentro de usted y pasan a ser virtudes, llevándolas a cualquier sitio y haciendo lo que haga, y la generosidad, el agradecimiento y la gratitud pasan a ser sus compañeros de viaje. Y de dueño o administrador entenderá que somos cocreadores de nuestra vida y las que nos rodean poniéndonos a su servicio y estando presente aquí, ahora y en este momento de las actuaciones que realice, con una actitud contributiva con el fin de ayudar al crecimiento personal de su entorno. La soledad será ahora un maravilloso momento elegido para encontrarse con uno mismo no mirando hacia arriba, abajo, derecha o izquierda sino dentro de su ser.

Y habiéndose respondido a las preguntas de quien soy, para qué estoy y adónde voy, llegará a la comprensión de su ideal y misión en la vida.

Todo un reto, ¿verdad?

Fuente: José Pomares.

C. Marco


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