Título: La guerra de Nuevo Marte (I)
Autor: Martín Xicarts
Portada: Tom Mandrake
Publicado en: Noviembre 2015
Mientras J'onn J'onnz permanece encerrado en las celdas de Lord Manga Khan, sus compatriotas de Marte II inician su brutal ataque contra el planeta Ungara. ¿Podrá el Manhunter de Marte escapar y evitar esa masacre?
Mi nombre es J'onn J'onzz. Soy el único superviviente de un mundo devastado. Llevo en este planeta muchos años, los suficientes como para sentirme cómodo aquí... todo lo cómodo que puede estar un marciano entre hombres. Manhunter from Mars creado por Joseph Samachson y Joe Certa
Resumen de lo publicado: Abducido por un extraño robot, J'onn J'onnz aparece ante un grupo de supervivientes marcianos que le acusan de negligencia por no haber evitado el holocasto que terminó con su raza. J'onn es hallado culpable y condenado a muerte, pero consigue escapar en el último momento siendo secuestrado por el Conglomerado de Manga Khan.
―¿El Conglomerado de Manga Khan(1)? ―preguntó sorprendido Re’s Eda, sin dar crédito a lo que escuchaba. Todo sonaba como una broma absurda que salía de ninguna parte.
―##Así es ##―respondió escuetamente Cay’an. No le apetecía hablar con su superior en ese momento, pero le debían un informe.
J’onn J’onzz había escapado de su prisión en Marte II, sobrevivido a su pena de muerte y vuelto a apresar por un enemigo distinto(2). Claro que ninguno de ellos podía siquiera imaginar lo que un empresario espacial como Khan podría querer con el Manhunter de Marte. Tampoco tenía importancia, y los liberaba a ellos de tener que acabar con la vida de uno de los suyos, siendo pocos como eran. Ese era el pensamiento que primaba entre los Manhunters de Nuevo Marte, aunque dos de ellos diferían. Completamente.
―Muy bien... ―Re’s se mostraba meditabundo mientras miraba el intercomunicador.― Sigan a la nave del Conglomerado e intenten averiguar cuál será el destino de J’onzz.
―##Negativo. ## ―esta vez quien habló fue Uar’en.― ##Nos reuniremos con los Cott en Ungara y prestaremos ayuda en la invasión. Cuanto antes probemos el terraformador, antes nos libraremos de estos conflictos absurdos y podremos concentrarnos en lo que importa: el resurgir de los marcianos. ##
Re’s Eda prefirió no contestar. Sus compañeros no terminaban de comprender la magnitud del imperio que crecía en sus pensamientos, por lo que mejor iba a ser mantenerlos en la ignorancia el tiempo que fuese necesario. Él iba a salvar a su raza como el Líder de los Manhunters que había nacido para ser.
―Bien. Cuando lleguen, esperen nuevas instrucciones.
Cortó la comunicación y automáticamente abrió un nuevo canal:
―Bo’bbi, tengo una misión para ti.
Si había algo que J’onn no entendía en aquella aventura era esa maldita manía de despertarse encerrado en celdas. Por lo menos esta vez podía sentir sus poderes removiéndose en su interior, lo cual presentaba una ventaja incalculable. El sitio en el que se encontraba no parecía ser de construcción marciana, ni siquiera virèlana, así que quien fuere que destruyera su nave era alguien nuevo.
―Me alegra verte despierto ―dijo una voz cerca de él, en una esquina oscura.
El marciano se giró rápidamente, alarmado por aquella presencia, pero sus poderes psíquicos no detectaron ninguna amenaza.
―¿Te escondes? ―preguntó perspicazmente.
―Oh, no, claro que no, compañero ―respondió la voz.― Lo mío no son las sombras.
Poco a poco el sujeto se fue revelando y lo que vio no le llamó la atención. Debía medir poco más de un metro cincuenta de estatura, su piel era de color amarillo y llevaba el cabello atado en una cola de caballo, hasta la cintura, todo de color blanco. Su vestimenta estaba ceñida a su cuerpo y sí le sorprendió detectar que tenía una cola de, al menos, un metro que nunca se estaba quieta.
―Mi nombre es Al-Exim ―dijo el alien mientras extendía su mano a modo de saludo. Tenía sólo cuatro dedos bastante largos.
―J’onn J’onzz ―respondió el marciano, estrechando su mano. Ante aquel gesto, Al-Exim lo observó extrañado, pero curioso a la vez.
―Divertido ―murmuró con una sonrisa.― En mi mundo sólo nos tocamos las puntas de los dedos. Pero no te preocupes, puedo adaptarme a costumbres ajenas.
―No es una costumbre de mi especie, de hecho ―contestó J’onn.― Es algo que aprendí en la Tierra.
―¡La Tierra! ¿Has estado allí? Oí grandes historias de los terrestres, especialmente de sus Green Lanterns. En mi sector se dice que tienen un ejército de superseres capaz de doblegar a toda una galaxia. Es sabido que la mayoría de los grandes imperios espaciales prefieren evitar su sistema solar, y pese a eso siguen teniendo un montón de problemas. ¡Jajajajaja! ―Al-Exim no pudo evitar reír al pensar en todo eso.
El Manhunter lo miró un poco extrañado y curioso a la vez, pero en vez de violar su privacidad mental, prefirió sacarse las dudas de la forma tradicional.
―¿Cómo es que sabes todo eso?
―Vivo en el Sector 2817, que está justo al lado de este.
―¿Eres un aventurero?
―Oh, no, claro que no, compañero ―repitió Al-Exim.― Soy un Green Lantern.
Eso sí que era una novedad, y un golpe de suerte al mismo tiempo. Claro que las condiciones no eran las ideales para lo que él necesitaba, puesto que seguían siendo prisioneros.
―Si eres miembro del Corps, ¿dónde está tu anillo?
―Me lo confiscaron los guardias de Lord Manga Khan, debo admitir que fue una tontería de mi parte ―dijo con cierta pena, mientras se acariciaba el cuello.― Empecé hace poco tiempo. Necesitaban que alguien se infiltrara en el Conglomerado, y como actualmente hay tanto lío en los Corps, pues... me eligieron a mí. Además, Manga estaba en mi sector.
―¿Infiltrarte para qué?
El Lantern lo observó con cierta desconfianza, y por primera vez su sonrisa no fue tan amplia como antes.
―Me caes bien, compañero, pero no te conozco. Podrías ser un espía de Manga y yo sería un tonto por caer en una trampa.
J’onn asintió como toda respuesta. Era joven y listo, pese a ser un charlatán que no podía mantener la boca cerrada. Si conseguía recuperar su anillo sería de gran ayuda para detener la guerra que se cernía sobre Ungara.
―Tienes razón. Soy miembro de la Liga de la Justicia y fui compañero de los Green Lanterns terrestres. Hal Jordan, Guy Gardner, John Stewart y Kyle Rayner. Posiblemente los conozcas.
Al-Exim abrió la boca sorprendido, como si no creyera lo que estaba escuchando. A J’onn le pareció un poco exagerado, pero prefirió no decir nada.
―¡Pues claro que los conozco! Hal Jordan es el gran héroe de los Corps... si descontamos el hecho de que los destruyó... y Kyle Rayner ayudó a traer todo de regresó. Me leí toda la historia en Oa cuando realicé mi entrenamiento. Realmente los terrestres juegan un papel importantísimo en los Corps; debe ser por eso que hay cuatro Lanterns de este sector. Es curioso como hasta hace no muchos años ni siquiera pensaban en darles un anillo, pero supongo que todos cometen errores, hasta los Guardianes(3).
―De acuerdo, suficiente, tenemos que escapar ―cortó de buenas a primeras el marciano. No tenían demasiado tiempo, y aquel sujeto hablaba demasiado.― Ahora mismo un ejército se dirige hacia Ungara para destruir el planeta y a su población, por lo que necesito tu ayuda.
Al-Exim lo miró dubitativo. Tenía una misión que llevar a cabo en esa nave, pero tampoco podía ignorar un problema como ese.
―¿Qué hay de Kyle? El Sector 2814 es el suyo, después de todo ―musitó indeciso.
―Le envié un mensaje, pero no puedo quedarme sentado a esperarlo(4). Los ungarianos nos necesitan ahora, así que necesito una respuesta ahora.
Lo observó con seriedad y determinación, como cuando debía pedirle a sus compañeros de la Liga que hicieran algo muy arriesgado pero que valía la pena. Mientras su mente intentaba conciliar un plan, otra parte de su cerebro trabajaba a toda máquina alrededor de otro tema que lo consternaba: ¿Manga Khan? Había sido un problema más de una vez durante sus años con la Liga de la Justicia Internacional (como cuando secuestró a Mister Miracle), pero no lo consideraba uno de esos villanos que podía volver en busca de venganza. O tal vez sí, pero era la clase de situaciones absurdas que podrían ocurrirle a Blue Beetle y Booster Gold(5), no a él.
―De acuerdo ―dijo el Lantern.― Es más importante salvar vidas y ahuyentar a aquellos que adoran el mal. Pero primero tenemos que recuperar mi anillo.
―Dalo por hecho.
J’onn sujetó a su compañero por el brazo y se elevó en el aire. Atravesaron el techo de la celda y siguieron subiendo por muros y pasillos. El marciano no perdió el tiempo y pronto su telepatía sondeaba la nave en busca de alguna mente que supiese algo al respecto. ¡Bingo! Uno de los guardias sabía (o creía saber) que el anillo estaba guardado en la sala de comunicaciones de Manga Khan. Tardó apenas unos segundos en llevarlos allí, la que era una habitación de tamaños descomunales con un gran ventanal circular y muchas pantallas.
―El anillo está en un recipiente en aquel aparador, yo me ocuparé de que no nos molesten los guardias ―dijo con cierta autoridad, dirigiéndose luego hacia las puertas.
Éstas se abrieron de inmediato y lo que entró por ellas fue algo que esperaba no tener que encontrarse. El mismísimo Manga Khan junto a uno de sus androides de protocolo. J’onn resopló y dio unos pasos hacia atrás, pero sin necesidad de ponerse a la defensiva. El androide aprovechó para adelantarse y pronunció con efusiva pomposidad:
―ANTE USTEDES, EL EXCELENTÍSIMO Y PODEROSÍSIMO, LORD MANGA KHAN, AMO DEL IMPORTANTÍSIMO Y EXUBERANTÍSIMO CONGLOMERADO, Y OTROS TANTOS ÍSIMOS.
El marciano se mantuvo impasible ante aquel discurso, esperando que fuera Khan quien tomara la palabra con alguno de sus ridículos comentarios. Viendo que no decía nada, el androide continuó.
―MANHUNTER DE MARTE, MI AMO TIENE CURIOSIDAD DE SABER POR QUÉ ABANDONASTE TU CELDA QUE TAN CÓMODAMENTE HABÍAMOS DISPUESTO PARA QUE VIVIERAS CONFORTABLEMENTE DURANTE TU CAUTIVERIO ESTADÍA JUNTO A NOSOTROS.
―¿Y por qué no me lo pregunta él?
―MI AMO, EL GRANDÍSIMO MANGA KHAN, AFORTUNADAMENTE DECIDIÓ PRESERVAR SU VOZ PARA SUS PRÓXIMAS PRESENTACIONES ACTORALES DE TEATRO CLÁSICO. CUMPLE LOS ROLES DE DIRECTOR, PRODUCTOR, ESCRITOR, ESTRELLA PRINCIPAL, Y OTROS PAPELES SECUNDARIOS EN SU MAGNÍFICA OBRA QUE...
Manga Khan carraspeó y el androide se calló de inmediato. J’onn no podía creer que un planeta iba a ser destruido y él estaba allí atascado con Lord Manga y su legión de lacayos robóticos. El Manhunter comprobó que Al-Exim había recuperado su anillo y ya estaba enfundado en su uniforme de Green Lantern, a la espera de que sucediera algo.
―Bueno, muy bien, le deseo lo mejor. Que se rompa una pierna o como digan. Nosotros nos iremos, tenemos otros asuntos que atender ―respondió escuetamente el marciano.
―PERO SON NUESTROS PRISIONEROS.
―Un prisionero es alguien que está encerrado en una celda, y nosotros estamos aquí afuera. Por lo tanto somos sus invitados. Y los invitados pueden marcharse cuando lo deseen.
J’onn esperaba que la lógica absurda funcionara con el Amo del Conglomerado como había sucedido en alguna otra ocasión. Aunque, claro, bien podría salirle todo mal y que decidiera atacarlos, era bastante impredecible. Observó como Manga se agachaba para susurrarle algo a su representante, y luego volvía a su posición tradicional.
―SU EXCELENTÍSIMO DICE QUE NO, QUE SON SUS PRISIONEROS Y QUE DESEA QUE ESO SE MANTENGA ASÍ.
El marciano se llevó una mano al rostro, resoplando, y decidió que era mejor pasar a la acción de una buena vez. Sin embargo, fue Al-Exim quien tomó la palabra.
―Tengo una proposición que hacerle al gran Lord Manga, y que tal vez nos deje satisfechos a todos. ¿Qué le parece si asistimos a su representación en calidad de dos excelentes críticos y luego le decimos lo grandiosa que nos pareció? Hecho eso, podremos irnos de aquí sin represalias del Conglomerado.
Aquella era una pésima idea, tal como quiso hacérselo ver el Manhunter, pero no tuvo tiempo. Manga volvió a susurrarle algo al robot y éste se los retransmitió a ellos.
―MI AMO ESTÁ DE ACUERDO, Y QUIERE LLEVAR A CABO EL ESTRENO INMEDIATAMENTE. PUEDEN SEGUIRNOS.
Aquello era un infierno, pero no tenían opción. Iban a poder salir sin problemas, pero ¿qué tan tarde llegarían? ¿Y si los Cott mataban a todos en Ungara mientras ellos contemplaban una absurda representación teatral que seguramente iba a ser bochornosa?
Los transbordadores marcianos arribaron al espacio planetario de Ungara unas horas después de haber abandonado Marte II. N’or Cott había realizado estudios intensivos sobre el planeta que alguna vez fue el hogar del Green Lantern Allen Ansur, y que ahora iba a unirse al Imperio Marciano como Marte III. Sus órdenes eran breves y simples: destruir cualquier tipo de resistencia, aprisionar a quienes portaran el apellido Sur, y reunir a los sobrevivientes a la espera de marteformar el planeta.
―##Todo en posición## ―anunció E’ss Cott desde el Hron II en la retaguardia.
―Muy bien, comiencen el descenso ―ordenó N’or, dirigiendo la invasión desde la nave principal.
Tres transbordadores enormes se dirigieron a la estratósfera, para luego bajar en picada hacia las zonas pobladas del planeta. Un cataclismo había tenido lugar años antes, causado por los mismos ungaranos y sus armas, pero el mundo se había recompuesto y ahora vivían en una primavera perpetua. Varios de los Manhunters de Marte II veían aquella como una excelente oportunidad para darle a aquel planeta un nuevo comienzo, lleno de esplendor y prosperidad. Pero claro, para hacer un pastel primero deben romperse algunos huevos.
El ataque inicial fue destructivo, pero medianamente ineficiente. Las defensas ungaranas eran más sólidas de lo esperado y pudieron devolver el fuego con precisión. «Esto no tiene sentido» pensó N’or para sí. Según sus registros, deberían poder tomar el planeta en cuestión de horas, no se suponía que contaran con un ejército.
―E’ss, transmítele un mensaje a Re’s Eda ―dijo con cierto enojo.― Tardaremos un poco más de lo esperado, pero Ungara caerá.
―##¿Qué está sucediendo?##
―Nada que dure demasiado. Voy a entrar.
Luego de decir aquello cortó la comunicación. Los nuevos marcianos apenas sabían pelear correctamente y no estaban bien equipados. Había creído que con los cañones de las naves iba a ser suficiente, pero se equivocó. Su error había sido subestimar a sus enemigos. No más, ahora iban a saber lo que era un verdadero marciano enojado.
Y lo supieron. Un ser gigantesco y verde les cayó encima como si fuese el mismísimo cielo golpeando contra ellos con toda su furia. Ninguno de los soldados ungaranos, ni de los mercenarios contratados para la ocasión, consiguió precisar lo que había sucedido. Parecía un titán que arremetía contra todo lo que se presentaba ante él. Ellos no sabían que se trataba de un marciano que cambiaba de forma para aplastar a sus enemigos. Un marciano que avanzaba psíquicamente para quebrar sus mentes. Observaban sus brazos estirarse cientos de metros antes de abarcar todo y destruirlo. Poderosos rayos de calor escaparon de sus ojos, junto a tormentosos vientos huracanados que los dividieron. Y N’or no se contentó con esas muestras de poder, sino que fue determinante. Por momentos era un fantasma invisible moviéndose a grandísimas velocidades que los sorprendía en el momento de sus muertes. Sus municiones y disparos no le hacían nada a su piel y, cuando quería, le pasaban a través de su cuerpo como si fuese aire. Era un verdadero ejército de un solo hombre que nadie podía detener. Y nadie pudo.
Si J’onn J’onzz hubiese contemplado a su compatriota de aquella forma, se hubiera horrorizado. Y hubiese sentido miedo. Él nunca se había atrevido a liberar todo su poder, ni siquiera cuando debió hacerlo. En aquellas ocasiones que sus enemigos o amigos eran demasiado poderosos, J’onn se contuvo. Al fina del día, él no confiaba en que pudiese controlarse como hacía Superman. Y allí estaba N’or Cott, el Manhunter de las Fronteras, demostrando lo que un marciano podía hacer.
―Por H’ronmeer ―murmuró E’ss Cott al ver en los monitores lo que hacía su hermano. Nunca lo había visto tan... desatado. Sin darse cuenta, temió por el futuro de los ungaranos.
El ataque del marciano resultó ser destructivo, pero los mercenarios consiguieron reorganizarse y contraatacaron. E, inconscientemente, eligieron el arma perfecta: un cañón lanzallamas. Un potente chorro de fuego anaranjado impactó contra la piel del Manhunter, que lanzó un alarido de dolor. Esa debilidad psicosomática que sufrían los de su especie lo había detenido. Se vio obligado a replegarse de regreso con sus hombres, pero el daño estaba hecho y ahora podían avanzar.
―Des... destrúyanlos ―ordenó mientras se cubría con una pesada capa azul.
Su cuerpo había perdido el control de su forma durante unos instantes, pero poco a poco volvía a retomar el control. Una vez que acabaran con aquella resistencia, iba a contactar con Re’s Eda. Más le valía a Protex tener su máquina terminada, o él mismo iba a ir a matarlo.
Con orgullo observó como sus hombres saltaban al campo de batalla con las espadas marcianas en alto, relucientes y legendarias.
Cinco largas y horribles horas habían tenido que sufrir J’onn J’onzz y Al-Exim antes de poder abandonar el Conglomerado. Inútil resultaba afirmar que la obra había sido pésima y que Manga Khan se había esforzado en interpretar todos los papeles, pero por fin estaban afuera. El Green Lantern los transportaba en una burbuja de constructo verde, y viajaban a la mayor velocidad que podían.
―Así que, ¿quién está atacando Ungara, exactamente? ―preguntó Al-Exim, con curiosidad.
―Unos marcianos ―respondió sin ganas.
―¿Marcianos? Oí que estaban extintos. De hecho, todo el sistema solar de la Tierra está vacío... de vida inteligente, ya sabes. Bueno, no es que en la Tierra haya mucha inteligencia, ¿verdad? ―dijo en broma.― Los humanos suelen ser objeto de burla en el exterior. Se teme a sus superhumanos, pero los demás ni siquiera alcanzaron otro planeta. No saben ni siquiera hablar interlac(6).
J’onn ya estaba al tanto de todo eso y más. Enemigos como Mongul les habían dejado claro cuál era exactamente la opinión que tenían de los humanos, pero nada de eso le importaba a él. Primero porque no era humano, y segundo porque tenían algo más importante que hacer.
―Estaremos allí lo antes posible, no te preocupes ―lo tranquilizó el Lantern, viendo su semblante sombrío.― Pero dime, ¿por qué no pediste ayuda a esa formidable Liga que tienen en la Tierra? Oí que cuentan con un kryptoniano en sus filas, uno irradiado de puro sol amarillo. Debe ser increíble, como tener dioses como compañeros.
Sí, claro, podría haberle pedido ayuda a Kal-El... si supiese dónde estaba, o qué estaba haciendo, o lo qué le había sucedido(7) . Uno de los suyos podía estar perfectamente en dificultades y ellos ni siquiera se molestaron en averiguarlo. J’onn cerró los ojos un instante: no era un problema para ese momento.
Tras un buen rato de puro silencio, fue el Lantern quien volvió a romperlo con sus palabras.
―¿Qué quieres hacer una vez que lleguemos allí? ¿Entramos rompiendo todo? Nunca antes había peleado con un compañero, más allá de las durísimas lecciones con John Stewart(8) y los otros reclutas.
El Manhunter había estado pensando en eso desde su estadía en el Conglomerado, especialmente durante la representación de Khan. No podía saber con certeza qué es lo que hicieron los marcianos en Ungara, pero sí podía suponer la estrategia elegida por N’or Cott. Tal vez les serviría como ventaja, o tal vez no.
―Yo descenderé a la superficie del planeta y me mediré con las fuerzas marcianas. Tú te quedarás en el espacio extraplanetario y expulsarás a los transbordadores. Esperemos que eso sea suficiente.
―Sí... esperemos. Aunque, debo informarte que nunca participé en un ataque de esta... envergadura. No sé si estaré a la altura. Quiero estarlo, pero no lo sé.
J’onn colocó una mano sobre el hombro del joven y le dedicó una sonrisa llena de confianza.
―En el día más brillante y en la noche más oscura.
Al-Exim sonrió de lado y la esfera esmeralda atravesó el espacio como si se deslizaran sobre el hielo. Tenían una guerra por delante y ellos eran la única esperanza para detenerla.
Continuará
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Como habréis podido comprobar, en este relato aparecen un buen montón de marcianos que no habían aparecido o no lo habían hecho hace mucho tiempo en los comics. Para facilitarte identificarlos, te recomendamos que leas el siguiente artículo.
Referencias:
1 .- Manga Khan fue presentado en Justice League International #14 USA (1988) como el líder de una organización comercial que recorre la galaxia haciendo negocio con cualquier tipo de mercancía. El personaje se caracterizaba por una necesidad patológica de lanzar soliloquios de manera aleatoria, como parodia de los comics de sesenta. Esto provoca situaciones al extremo cómicas
2 .- Ver números anteriores.
3 .- Hasta la llegada de Hal Jordan, la Tierra siempre se había considerado un planeta demasiado primitivo como para que alguno de sus habitantes formase parte del Corps.
4 .- Kyle Rayner está ocupado en una importantísima misión en el planeta Thanagar. Para más detalles, lee nuestra serie Green Lantern
5 .- Blue Beetle (Ted Kord) y Booster Gold fueron la pareja cómica por antonomasia en el universo DC, protagonistas de los mejores gags de la Liga de la Justicia Internacional de Giffen y DeMatties.
6 .- El interlac es un idioma usado por toda la galaxia como lengua común, para facilitar el comercio. Fue oficialmente introducido en el siglo XXX (apareció por primera vez Adventure Comics #379 USA en 1969) Aqui nos hemos tomado la licencia de introducirlo prematuramente en el UDC. De aquí a mil años puede ser “olvidado” y “redescubierto”…
7 .- Superman se encuentra ahora mismo sin poderes y en paradero desconocido para todos sus compañeros. Para más detalles, visita nuestra serie Superman.
8 .- Ahora mismo el terrestre John Stewart es el encargado de entrenar a los nuevos reclutas del Corps. Kilowog, quien hasta ahora se ocupaba de ello, se encuentra también en Thanagar. ¿No te pica la curiosidad de lo que ocurre allí? No dejes de leer nuestra serie Green Lantern