- Cuando dejo el libro que estoy leyendo sobre la mesa, siempre lo coloco boca abajo. Es mi manera de diferenciar entre aquellos que aún no he terminado y los que ya acabé o todavía tengo pendiente comenzar (aunque lo sé perfectamente).
- En la estantería, ordeno los libros por tamaño, editorial y fecha de publicación (por este orden). Preferiría ordenarlos por autor, como en una biblioteca, pero las características de mis estanterías no lo permiten (en algunas solo caben libros de bolsillo).
- Me encanta manosear una novela antes de empezarla: me fijo en la cubierta, leo una y otra vez la sinopsis, la biografía del autor y los datos técnicos, abro páginas al azar y disfruto de algunas frases... Me atrevo a decir que con algunos libros paso más tiempo tocándolos que leyéndolos (por lo rápido que los termino).
- Cuando encuentro un fragmento que me gusta, doblo la esquina de la página para apuntarlo después. Para todo lo demás soy muy cuidadosa con el libro: no escribo ni subrayo nada, y procuro no abrirlo con demasiada fuerza para no dejar marcas en el lomo.
- Al igual que algunos tienen sus prendas de la suerte porque un día determinado se las pusieron y les fue bien, yo tengo marcapáginas de buenos libros y marcapáginas de malos libros. Sin hacerlo a propósito, con el tiempo se ha dado la casualidad de que algunos siempre los utilizo para novelas que me gustan, mientras que con otros me ocurre lo contrario.
- Hablando de los marcapáginas, los tengo en un montoncito e intento combinar el marcapáginas con el diseño de la cubierta. Sé que roza la obsesión por conjuntarlo todo, pero a mi favor puedo decir que no siempre es posible hacerlo (cubiertas complicadas, escasez de marcapáginas...).
- Me da una rabia inmensa que me interrumpan cuando estoy terminando un libro, pero hay personas que parecen tener un sensor para decirme algo justo en ese momento.
- Cuando una novela me gusta mucho (pero mucho mucho mucho), antes de colocarla en la estantería tengo mi momento de quinceañera fanática y la abrazo y le doy besos a la cubierta. Más que una manía, es un impulso que no puedo frenar, una muestra de afecto hacia un personaje o una historia que me ha hecho sentir muchísimo. La última vez que me pasó fue con La mujer de papel.
¿Os animáis a comentar cuáles son vuestras manías de lectores?