Jesús Rodríguez-Gregorio Verdugo
Esta mañana se ha celebrado en Sevilla una manifestación convocada por IULV-A, bajo el lema “Sobran razones. Muévete”, en defensa del Estatuto de Autonomía de Andalucía y del empleo y en contra de los recortes de los derechos de los trabajadores, llevados a cabo por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y de José Antonio Griñán.
La marcha, que ha recorrido el trayecto de Puerta de Jerez hasta Plaza San Francisco, donde se ha celebrado un acto político, ha estado encabezada por el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, y el coordinador general de IULV-A, Diego Valderas y ha girado en torno a cinco reivindicaciones centrales: trabajo, derechos, democracia, igualdad y autonomía.
La convocatoria supone, en palabras de Valderas, la cvelebración de la "gran convención municipalista de IULV-CA en la calle", en contraposición a las llevadas a cabo en esta misma ciudad por los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, y es la primera de las movilizaciones previstas por la coalición de izquierdas antes de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo.
La formación de izquierdas ha fletado más de 80 autobuses desde todas las provincias de Andalucía para que cargos públicos, militantes y simpatizantes de IULV-CA hayan podido acudir a la misma.
Comprendemos que al coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, le moleste que los periodistas le preguntemos sobre la contradicción que supone condenar el pacto social y querer mantener un clima de normalidad con los sindicatos que lo hicieron posible. En vez de decirnos a los informadores que no nos equivoquemos de enemigos, debería repetírselo él mismo cada noche una y otra vez antes de acostarse.
Porque resulta un exceso para la capacidad de razonamiento lógico de la mente humana ver, a pocos metros detrás de la cabecera de la manifestación, una pancarta del sindicato CC.OO manifestándose en contra del pensionazo que su propia estructura jerárquica propició con su firma.
Y ante estas claras evidencias, a los periodistas no nos queda otro remedio que preguntar, señor Lara.