Miles de personas se manifestaron ayer en diversas ciudades del Estado, en protesta por la reforma constitucional, aprobada con nocturnidad y alevosía por el PSOE y el PP, para imponer un límite al déficit en la Carta Magna. Una vez más, sobran razones para la indignación. El pacto PSOE-PP implica, en la práctica, nuevos recortes en el gasto social y no tardaremos en conocer y padecer sus consecuencias. Los servicios públicos se resienten ya y la amenaza del copago cobra fuerza, mientras PSOE y PP callan ante la reforma fiscal, la lucha contra el fraude o el impuesto de patrimonio y grandes fortunas. Piden esfuerzos a la ciudadanía, pero dan carta blanca a la banca y a la patronal para aumentar sus beneficios, ocultar sus cuentas a Hacienda en paraísos, sicav y otras escaramuzas, que les hacen cada vez más ricos y al resto cada vez más pobres. Ojalá este descontento, que sí existe y se palpa, se traduzca en un castigo a PSOE y a PP el 2o de Noviembre, y la frustración que ha generado Zapatero no beneficie a Rajoy, sino a Izquierda Unida.