Miles de personas desfilaron en el Día Internacional del Trabajo en los diferentes países de América Latina, en reclamo de mejoras laborales y salariales, en algunos casos y, en otros, en apoyo a políticas gubernamentales, mientras en Chile la jornada culminó con disturbios provocados por encapuchados y un saldo de 20 detenidos y seis policías lesionados.
En Caracas, miles de venezolanos marcharon pacíficamente por las calles céntricas, divididos entre los seguidores del presidente Hugo Chávez, quien ayer viajó de nuevo a Cuba, y los opositores. Las movilizaciones comenzaron desde temprano en un ambiente festivo y marcado por las campañas políticas para la elección presidencial del 7 de octubre.
Por su parte, el mandatario envió a través de Twitter un saludo revolucionario a todos y todas los dignos trabajadores de la patria bolivariana. ¡Viva la clase obrera! ¡Viva el 1° de mayo!
En Cuba las marchas en toda la Isla confirmaron la voluntad de los trabajadores por perfeccionar el socialismo, respaldar al gobierno revolucionario, denunciar el bloqueo contra la Isla y pedir el retorno de los cinco luchadores antiterroristas presos en Estados Unidos, con iniciativas de colorido y masividad.
En La Paz, con el apoyo de los movimientos sociales y protestas de la Central Obrera Boliviana, el mandatario Evo Morales insistió en la necesidad de pensar en Bolivia, en alusión a los sectores que reclaman aumentos salariales exorbitantes o de quienes rechazan la jornada laboral de ocho horas.
Los empleados sindicalizados ecuatorianos también marcharon divididos entre quienes apoyan y los que rechazan las políticas laborales del gobierno. En Quito se realizaron las principales concentraciones con el opositor Frente Unitario de Trabajadores y el gremio afín al presidente Rafael Correa, como es la Confederación de Trabajadores del Sector Público.
Correa estuvo en la marcha, donde ofreció radicalizar las políticas laborales y pidió apoyo a la revolución ciudadana, pero sin lanzar piedras sino que se debe hacer en paz, con votos.
El presidente peruano Ollanta Humala anunció un incremento al salario mínimo del equivalente de 253.7 a 281.9 dólares, y se comprometió a avanzar en una estrategia contra el trabajo infantil y buscar una igualdad salarial entre hombres y mujeres.
No faltaron críticas por parte de la Confederación General de Trabajadores del Perú, al denunciar que Humala mantiene el mismo sistema de explotación de la época de Alberto Fujimori (1990-2000).
En Sao Paulo los sindicatos reunieron a miles de trabajadores, y reivindicaron como una victoria la advertencia de la presidenta Dilma Rousseff contra la banca privada por los altos costos del crédito. Algunos sectores también protestaron en Sao Luiz por la muerte a manos de pistoleros del periodista Décio Sa, el cuarto reportero asesinado este año en Brasil.
En Chile la Central Unitaria de Trabajadores reunió a unas 40 mil personas en la conmemoración en Santiago, que comenzó pacíficamente y terminó con graves disturbios y la detención de una veintena de manifestantes y seis policías heridos.
Los disturbios ocurrieron cuando se disolvían las marchas y aparecieron encapuchados protagonizando desmanes.
Paraguay, Uruguay, Argentina, Colombia y los países centroamericanos también fueron escenario de movilizaciones en esta fecha. [Con informe del Periódico La Jornada/Agencias]