Nosotros, vecinas y vecinos del Gancho y la Magdalena, alzamos la voz para expresar nuestro firme apoyo a las trabajadoras y trabajadores de las Zonas Jóvenes de la ciudad en particular a las Casas de Juventud de San Pablo y Casco Viejo y al PIEE Ramón y Cajal y PIEE Pedro de Luna que, ante el abandono institucional y la privatización de lo público, se ven obligados a declararse en huelga, hoy viernes 23 de mayo. Rechazamos enérgicamente los recortes y la desidia que están desmantelando servicios esenciales para nuestra juventud, pilares fundamentales de la cohesión social y la igualdad en nuestro barrio.
Exigimos dignidad para nuestras jóvenes y para quienes les acompañan
Nuestras Zonas Jóvenes, espacios históricos de referencia en el Gancho y la Magdalena, son hoy símbolos de resistencia ante una política municipal que prioriza el mercantilismo sobre los derechos. Estos servicios, donde se fomenta el ocio educativo, la inclusión y el pensamiento crítico, están siendo estrangulados por la falta de recursos y la indiferencia de quienes deberían garantizar su sostenibilidad. Sin ellos, nuestrxs jóvenes pierden oportunidades de crecimiento, espacios seguros y herramientas para construir un futuro libre de exclusiones.
Solidaridad con nuestros educadores técnicos en lucha
Las trabajadoras y trabajadores de estos servicios, en su mayoría mujeres, cargan sobre sus hombros años de precariedad: salarios indignos, inestabilidad laboral y la imposibilidad de conciliar vida y trabajo. Su huelga no es solo una lucha por condiciones laborales justas, sino también por defender un modelo de atención juvenil basado en el acompañamiento, la pedagogía y el respeto a la diversidad. Desde el Gancho, decimos: ¡No están solxs! Su lucha es la nuestra, porque sin profesionales comprometidxs, no hay futuro posible para nuestrxs jóvenes.
El Casco Histórico no calla: defendemos lo que es de todxs
La corporación municipal, empeñada en privatizar y recortar, ignora que las Zonas Jóvenes son espacios de vida, no negocios. La eliminación de proyectos como el Ygualarte o la Noche Insomne, y el cierre de la Casa de Juventud Oliver, son advertencias de lo que podría ocurrir aquí si no actuamos. No permitiremos que nuestras Zonas Jóvenes sigan el mismo camino.
Por ello, los vecinos exigimos:
- Fin inmediato a los recortes en recursos y derechos que afectan a nuestrxs jóvenes.
- Retirada de los «pliegos de la vergüenza» y elaboración de nuevos que garanticen estabilidad laboral y salarios dignos para el personal.
- Protección urgente a nuestras Zonas Jóvenes, asegurando su financiación y autonomía.
- Diálogo real con colectivos, trabajadorxs y vecindario para construir políticas juveniles participativas y con perspectiva social.
El Gancho y la Magdalena son barrios que resisten, que tejen redes y que no se resigna ante la destrucción de lo común. Hoy, más que nunca, gritamos:
¡Las Zonas Jóvenes no se extinguen, se defienden!
¡Sin derechos para lxs trabajadorxs, no hay futuro para la juventud!
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