Puede decirse que es una maniobra invisible: no se suele informar a la mujer ni solicitar su consentimiento antes de practicársele. Tampoco se enseña a las matronas en los programas de estudio, sino que se aprende por “tradición oral”, y no es habitual que se refleje en el historial clínico, por falta de concienciación o incluso quizás para evitar complicaciones legales.