Con el pase de los años el ser humano ha buscado la manera de incrementar la invulnerabilidad para ciertas enfermedades, cierto es que gracias a estos grandes avances la raza humana ha alcanzado tales conocimientos hasta llegar al genoma.
En 1913 el genetista estadounidense Alfred Sturtevant desarrolló el primer mapa genético de un cromosoma, éste fue una de los indicios para que se comenzara a estudiar más a fondo y es que fue en 1953 cuando los biólogos Francis Crick, James Dewey Watson y la química Rosalind Franklin descubrieron la estructura de doble hélice de la molécula del ADN.
Fueron estos grandes descubrimientos y avances científicos los que dieron el comienzo a una nueva era para la rama de la medicina.
Han sido desde entonces los grandes avances que tenemos hasta nuestros días, uno de los más sobresalientes y que nos ha dado mucho de qué hablar es la manipulación genética.
Para hablar sobre la manipulación genética tenemos antes que definir a la Genética. La Genética es el campo de la Biología que estudia principalmente los genes, éstos formados por segmentos de ADN; el ADN controla la estructura y el funcionamiento de cada célula, siendo ésta última una unidad atómica vital para la vida. La genética busca comprender la herencia biológica y que se transmite de generación en generación.
Ahora bien la manipulación genética es una serie de técnicas que permiten la transferencia programada de genes entre distintos organismos con la finalidad de obtener ciertas características. Es una incidencia que busca cambiar los rasgos originales de un ser vivo.
El deseo del hombre por crecer, alcanzar y superar todo aquello que le hace perecer, lo ha llevado a buscar soluciones en estas técnicas.
Gracias a estas técnicas hoy podemos prevenir y hasta cierto grado evitar, todos aquellos intentos perjudiciales de aplicación de la ciencia. Todas estas técnicas deben llevarse a cabo bajo parámetros bioéticos, y en cierta forma ser consciente de que tales resultados sean para bienestar y no para el perjuicio del o de los individuos en los que se trabaja. Tomemos en cuenta que los resultados de tal alteración genética no sólo se revelaran en el organismo de quien se ha trabajado, sino también en su descendencia.
El uso de la manipulación genética no sólo nos ha sumergido en el ámbito médico, si bien podemos ver que hoy en día son ya muchas las industrias agrícolas que utilizan algún tipo de técnica en la cual sus resultados sean reflejados con productos de “mejor calidad”.
Lo más seguro es que a nuestros días no haya ningún supermercado en el cual las verduras, frutas y más no estén genéticamente modificados.
En los seres humanos las modificaciones genéticas dan de mucho que hablar, puesto que como ya antes mencionado los resultados son comprometedores.
Las controversias a los tantos deseos de los genetistas son muchas, pues bien, no todo lo posible desde el punto de vista científico es ético y jurídicamente deseado, puesto que estas técnicas pueden llegar a comprometer de forma irreversible, no solo al presente, sino también el futuro de la humanidad.
Por ello es en estos casos que la Bioética juega un papel muy importante, estudiando, regulando y planteando posibles soluciones al poder transformador que nos brinda las distintas intervenciones genéticas, para así asegurar que el conocimiento adquirido a través de la ciencia no se vuelva contra la humanidad y, en cambio, sea una fuente de bienestar para cada individuo.