En la novela ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mccoy, una lógica de mercado desbocado obliga a consursante desesperados a bailar hasta el agotamiento. ¡Bailad, bailad malditos! se tituló la película de Sidney Pollack. Nada tiene sentido salvo para los que organizan el juego. Todos los demás son fichas de su ansia de beneficio. A los caballos agotados, recuerda la protagonista ya sin fuerza, se les dispara. Los concursantes desean el mismo fin cuando la vida pierde sentido. ¿Quién tiene interés en agotar a los caballos?
Esta semana se han registrado varios episodios de ataques mediáticos al mundo de Podemos que no pueden entenderse, salvo queriendo ser ingenuos, como una simple casualidad. Durante el minuto de silencio en recuerdo de Miguel Ángel Blanco, Europa Press sacaba a Pablo Iglesias y a Irene Montero riéndose. Era mentira. La agencia de noticias había montado sobre un fondo de aplausos las imágenes para que pareciera que eran simultáneas. Pero no. Iglesias y Montero habían estado de pie y en silencio durante ese minuto. Como no podía ser de otra manera. Europa Press manipuló. El montaje de una noticia lleva mucho trabajo y nada en ese proceso es gratuito. Esa manipulación pasó por muchas manos y alguien había decidio que el mensaje que se lanzaba era esa mentira.
Algo similar pasó con Ramón Espinar en el Senado, con un titular burdo del ABC reprochando, con el apoyo de un vídeo y una foto, que el Senador de Podemos estuvo sentado y charlando como si despreciara el minuto de silencio. Pero también era mentira. En otro vídeo se ve cómo Espinar, al igual que todos los demás Senadores de Podemos y las confluencias guardaron, como no podía ser de otra manera, el minuto de silencio. En un programa de televisión de esta semana pasada, el alcalde de Cádiz, Kichi, recibía unos ataques furibundos de los mismos tertulianos que tratan con guante blanco al PP, a Ciudadanos o al PSOE en circunstancias similares. Ayer mismo, mientras yo estaba siendo entrevistado en las Mañanas de Cuatro, José María Calleja repitió hasta dos veces "qué estupidez", con la ventaja de que al estar fuera de plató yo no podía escuchar sus palabras. Solo notaba, una agresividad excesiva. Todos hablaban a la vez y no escuchaba bien qué decían. Cuando expresé que no había entendido y pedí que me lo repitieran, con maneras de taberna expresaron ¡sólo escuchas lo que te da la gana! y compararon la imposibilida de escuchar esa barahunda con la comparecencia de los tesoreros del PP en el Congreso y sus muchos silencios.Es decir, que no entender lo que gritaban me equipara a los imputados del PP. Muy profesionales.
Andábamos hablando de Miguel Ángel Blanco, con una excelente entrevista de Javier Ruiz a Ascensión Mendieta, a la que el ayuntamiento de Guadalajara no le deja un momento de respiro a sus 91 años al querer cobrarle 2000 euros por la exhumación de su padre, asesinado por Franco. Recordé, a una pregunta del presentador, que Ascensión estaba, además, pagando con sus impuestos el entierro fastuoso del asesino de su padre, y que los mismos que han montado un escándalo en Madrid queriendo apropiarse otra vez de todas las víctimas del terrorismo diciendo que sólo existen las que el PP son los que esta misma semana se han negado a colocar una placa en la Puerta del Sol, en la antigua Dirección General de Seguridad, en recuerdo de los miles de torturados en ese edificio bajo la dictadura. La impunidad del PP viene de largo, y no entendemos toda esta miseria democrática sin entender que Cánovas del Castillo sentó las bases de un país bipartidista, centralista, monárquico y militarizado y con un capitalismo del compadreo que hoy se está desmoronando.
El argumento de algunos tertulianos fue que Jorge Verstringe, que no tiene ningún cargo en Podemos, viene de posiciones de extrema derecha. Eso, al parecer, equipara al PP, fundado por un Ministro de Franco que firmó sentencias de muerte, con Podemos. Gran nivel de los tertulianos. Recordé, como algo evidente, que la gente tiene derecho a evolucionar, y que no tienes por qué pensar lo mismo a los veinte que a los sesenta, y que como el viaje suele ser hacia posiciones conservadores, era positivo que alguien fuera acrecentando su compromiso con posiciones democráticas más radicales. Más gritos e insultos. Para cerrar el programa y cuando mandé saludos a todos los presentes, incluido Calleja, éste se despidió con un "vete a la mierda". Me produjo una gran sorpresa, aún más cuando pude saludarle hace un par de días. Añadamos que el diario El País publicaba una entrevista al filósofo Juan Luis Villacañas la víspera de su intervención con Íñigo Errejón en la Universidad de Verano de Podemos. En esa entrevista, Villacañas aparecía insultando a Iglesias, queriendo resucitar lo que ha enterrado Vistalegre. El profesor publicaba días después en Levante un artículo señalando a la periodista del país como manipuladora. Está feo que cuando alguien no dice algo en una entrevista, se ponga en su boca lo que no ha afirmado en la misma. Todas estas agresiones ¿son casualidades?
Esta semana Podemos ha dado un salto de gigante al anunciar que entra por primera vez en un gobierno regional con el PSOE. Pedro Sánchez ha repetido que hay un nuevo PSOE que ha entendido que con Ciudadanos no puede haber progreso económico para las mayorías. Y Pablo Iglesias le ha tomado la palabra. Es evidente que los dos tendrán sus reticencias y que el amor no nace de un día para otro. Pero estamos en política, no en West Side Story. El PSOE pensará que Podemos le va a quitar votantas y le va a llevar hacia posiciones menos amables con las políticas de austeridad. Podemos seguirá creyendo que el PSOE es especialista en devorar aliados y que García Page no se ha destacado ni por representar posiciones socialistas ni por equivocarse de bando cuando ha habido que escoger entre inmovilismo y progreso. Pero después de esta semana, el gobierno de Mariano Rajoy está mucho más en la cuerda floja. Los nacionalistas que iban a romper España son los sostenes del PP en los presupuestos. El PP nunca ha tenido problema ni con la burguesía vasca ni con la catalana. Sólo le han molestado los impulsos nacionales cuando han venido protagonizados por el pueblo. El PP sigue más cerca del PdeCat que de Podemos, más allá de la pantomina que Rajoy y Puigdemont están representanto. Y Rivera va a tener muy difícil explicar por qué sigue sosteniendo al partido más corrupto de Europa. A no ser que asuma que son dos versiones de lo mismo. Además, su intento de usar el terrorismo como cortina de humo les ha salido mal. ¡Venezuela, España se rompe, ETA! son gritos patéticos que sólo convencen a los convencidos de que necesitan ocultar la corrupción del PP y su ineficiencia. Y cada vez que un medio o un tertuliano va por ahí, trabajan para esa lógica mercenaria. Y sin éxito, porque, como recuerda invariablemente el CIS, ninguno de esos asuntos está entre los que más preocupan a los españoles.
Quizá por esto, medios, agencias y tertulianos han entendido que tocaba aumentar el redoble de campanas. Pero igual que un editorial de El país ya solo sirve para envolver un bocadillo de sardinas, la danza ya no la dictan unos medios de comunicación moribundos. La crisis de los medios en España no solamente se explica por el desarrollo tecnológico (aquí están nuevos medios digitales creciendo), sino porque hace tiempo que prefirieron optar por el pantuflismo, por apoyar los girones del régimen canovista, por echarse en brazos de los nuevos dueños del mundo -fondos de inversiones y bancos sin escrúpulos-, o por ser comparsas de policías políticas, bipartidismos de sainete y financistas corruptos. El caballo no está agotado, sabemos que los canallas tienen la escopeta cargada y los nuevos danzantes vimos la película y leímos el libro.
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