La cueva de ladrones, uno de los experimentos más famosos en la psicología social:
La primera etapa se centraba en alentar el sentimiento de pertenencia al grupo. Se tomaron chicos muy parecidos a ellos y viviendo situaciones muy similares y se crearon dos grupos. Se desarrollaron muchas actividades que afianzaban las relaciones internas en cada grupo. También les tocó elegir sus símbolos: una #bandera y un nombre para cada grupo.
No tardaron en desplegar su propia jerarquía y roles dentro del grupo. Además, se acrecentaron los vínculos entre los miembros de cada grupo
En la segunda etapa se buscaba generar situaciones para crear conflicto con el otro grupo. Se celebraron competiciones entre ambos para ver quiénes eran mejor. Se premiaban a los ganadores.
Los grupos aumentaron los sentimientos de empatía hacia los integrantes de su mismo grupo, y empezaron a sentir resentimiento hacia los miembros del otro grupo.
Tras estas jornadas de competición la rivalidad entre los dos grupos se acrecentó. Ambos crearon sus propios conflictos externos a los juegos hasta el punto de no querer comer cerca del otro grupo. Esta etapa tuvo que acortarse antes de lo esperado, ya que se temía por los continuos enfrentamientos.
En la tercera y última etapael objetivo fue que las diferencias generadas de forma artificial fueran eliminadas.
Para ello, buscaron metas colaborativas y crearon una serie de actividades donde tuviera mucho peso la cooperación entre ambos grupos. Idearon un juego de rol en el que unos supuestos delincuentes les habían robado todas las reservas de agua.
Con ello consiguieron tener un #enemigo común y dejar a un lado sus diferencias para trabajar y lograr recuperar el acceso al agua. El malo ya no era el grupo A o el grupo B, era un tercer enemigo imaginario. No solo cooperaban entre ellos en esta y otras actividades, sino que los gestos solidarios se sucedían entre un grupo y otro.