Revista Cultura y Ocio
Releo un libro de artículos de Javier Marías que se titula Mano de sombra (que leí por primera vez en la Navidad de 2002, justo cuando moría el padre del autor, el filósofo Julián Marías). Por lo que veo en las notas marginales que le puse al libro, sigo pensando casi igual que entonces: creo que Marías es un excelente articulista, cuya prosa me satisface y cuyos temas y enfoques no me dejan nunca indiferente, sino más bien maravillado. Hable de política, de usos sociales, de literatura (esas magníficas diatribas contra Cela, el “Señor Premio”; esos acres lanzazos merecidísimos contra Antonio Burgos por sus desatinadas y clasistas burlas dirigidas a Antonio Muñoz Molina) o de cualquier otro tema, Javier Marías lo hace con una rara mezcla de sosiego, inteligencia, prosa diáfana, cultura e ironía, que tiene en mí a un adepto.Para retenerlas mejor en la memoria, reproduzco aquí algunas de las frases que subrayé hace diecisiete años y que vuelvo a subrayar hoy: “Nunca hagan nada porque lo pida el ambiente, es sólo un ruego personal”. “Toda vida tiene demasiada mezcla”. “También lo real ha de ser imaginado”.