MANOS ARRIBA, ESTO ES UN ANUNCIO
Inquietante la expulsión y detención de 36 chicas holandesas de un estadio sudafricano mientras estaba jugando su selección. Fueron acusadas de publicidad encubierta. (Leer aquí la noticia).
Parece que las autoridades que salvaguardan que el Mundial de Fútbol sea principalmente un negocio próspero, relegando lo deportivo a una simple cuestión anecdótica, pensaron que las bellas holandesas eran un ejército publicitario de una marca de cervezas que no era un patrocinador oficial. O sea que no había pasado por caja. Y ya sabemos que la parte del cuerpo que le duele más a una persona siempre es el bolsillo.
Pero lo más interesante es que en los vestidos ni siquiera llevaban el logotipo de la cerveza. Sólo eran vestidos naranjas que se regalaban por la compra de la cerveza. Fueron detenidas por seleccionar todas la misma vestimenta el día que querían animar a su selección.
Siempre repudié a los chivatos, pero por un módico precio les advertiría a los de la FIFA que vayan preparando las tropas de asalto. Me han soplado que cuando juegue España, unos cuantos desalmados piensan coincidir de rojo.
Pero voy más allá, si un viaje de aficionados decide igualarse con una camisa logotipada con el hambriento cocodrilo verde, ¿también es motivo de tarjeta roja del estadio?
Vaya influencia que tiene la publicidad que logra que las autoridades se fijen en la indumentaria de los aficionados y no en impedir el asalto de los hoteles de los periodistas. Si quieren hacer algo que realmente tranquilice a los ciudadanos, mejor callen esas crispadoras vuvucelas.