Me pasa algo bastante curioso con Jane Austen. Mucha gente, según tengo entendido, encuentra las novelas de esta autora bastante repetitivas, supongo que por los temas que trata y sus finales felices. En mi caso no soy capaz de comparar sus obras entre sí, y me cuesta muchísimo, por no decir que me es imposible, colocarlas en orden de preferencia. Cada una es única. Cada vez que leo uno de sus libros encuentro a una nueva Jane Austen, me imagino que influida por la época y circunstancias personales en las que los escribió. Y os cuento esto porque empecé la lectura de Mansfield Park con unas expectativas bastante bajas debido a las opiniones que había leído hasta el momento de ella. Véase, que era su novela más floja, que da vueltas y más vueltas a los mismos temas, lenta, con una protagonista sosa, etc. Y lo que me he encontrado ha sido nada más y nada menos que otra maravillosa obra, con una serie de características que la hacen única y especial. Me alegro de haberle dado una oportunidad gracias a la lectura conjunta de El Club Pickwick.
Fanny Price tiene apenas nueve años cuando es separada de sus padres y hermanos y enviada a vivir con sus tíos ricos, los cuales deciden de esta forma ayudar a aligerar el peso de sus parientes más pobres. Le darán una educación y un tipo de vida muy superior a la que habría tenido si no llega a ser por ellos, pero siempre inferior a la de sus primos; Maria, Julia, Edmund y Tom. La distinción social y personal entre ella y sus familiares es algo que se mantendrá durante los siguientes nueve años en Mansfield Park, excepto en el caso de su primo Edmund, pilar fundamental en su vida y, con el tiempo, gran amor secreto. La calma y monotonía de su vida cambia con la visita de Mary Crawford y su hermano Henry a la rectoría, creando una relación muy cercana entre los habitantes de Mansfield Park y los familiares del pastor, lo que desembocará en todo tipo de enredos románticos, celos y envidias que poco a poco irán destapando las verdaderas intenciones y naturaleza de cada personaje.
Quizá debido a estas malas opiniones de las que os hablaba, mi primer impulso no es otro que intentar defender de alguna manera esta historia y a su protagonista, en vez de dar simplemente una opinión personal. Creo que uno de los puntos fuertes de la obra de Jane Austen, y el motivo por el que doscientos años después de su creación sigue conectando tan bien con los lectores, es en su mayor parte debido a lo fácil que es empatizar con los personajes. Sus personalidades, incluso teniendo en cuenta la insalvable diferencia social, no dista mucho de las de cualquier persona de hoy en día. Posiblemente cada lector se vea reflejado en uno de ellos, sobre todo en las heroínas de cada historia. Excepto, por lo que parece, en la tímida Fanny Price. Y lo entiendo. Hablamos de una joven apocada, enfermiza, miedosa, incapaz de expresar sus opiniones libremente y de llevarle la contraria a los demás, incluso cuando claramente tiene la razón. Por no hablar de su tendencia al llanto. Es muy difícil que alguien hoy en día se sienta identificada con ella o llegue a comprenderla del todo. De ahí que sea la protagonista Austen que menos brille. El problema que yo le veo es que la gente confunde un carácter fuerte y decidido con tener o no personalidad. Fanny Price es tan admirable como Lizzy Bennet, o incluso más. Ha crecido recluida y rodeada siempre de las mismas personas tóxicas, esas que la han tratado como un ser inferior por su estatus social y educación. Y sin embargo ha conseguido desarrollar una rectitud moral y unos valores que le hacen destacar a ojos del lector, o por lo menos ante los míos. Aunque no sea capaz de manifestar sus opiniones libremente, aunque sea en silencio y a menudo a través del llanto, ella se mantiene fiel a esos ideales. Para mí eso es un personaje fuerte.
Otra de las críticas habituales es la casi inexistente trama romántica o el desarrollo de ésta, tan diferente de otras novelas como Orgullo y prejuicio. Mi conclusión, quizá equivocada, no lo sé, es que nos encontramos ante una novela donde la protagonista absoluta no es Fanny, sino Mansfield Park y sus habitantes. Austen hace un retrato de la época, una crítica social centrada en la falta de valores de todos los personajes utilizando para ello a Fanny, la que pone de manifiesto las debilidades de todos ellos gracias a la comparación entre las virtudes de ella y la falta de las mismas de todos los demás. La sensación general es una evolución de Fanny a lo largo de todo el libro, cuando realmente, y a mi modo de ver, es más bien la caída en desgracia de los que la rodean lo que provoca el ensalzamiento de ella, el descubrimiento de unas virtudes que siempre estuvieron ahí y que pasaron desapercibidas por culpa de la gran vanidad y egocentrismo de su familia y amigos. El final feliz de Fanny Price, y por tanto la relación amorosa, no es más que el premio a esa integridad. Porque sí, los finales de Austen siempre son felices, no es ningún spoiler. Lo que sí lo sería, y por lo que no hablo demasiado de cada de uno de los demás habitantes y amigos de Mansfield Park es por lo complejos que resultan en según que momentos. Están tan bien tratados que anticiparse a sus acciones es casi imposible.
Quizá la obra en general tenga un estilo más sobrio, debido a una protagonista más seria y reprimida, pero que no deja de disfrutarse de igual forma gracias a su increíble construcción de personajes y a los enredos e indecisión de la mayoría. Además del siempre maravilloso retrato de la época. Todo aderezado con la inconfundible y fina ironía de la autora. Leer a Jane Austen siempre es un placer, y esta vez no iba a ser menos.
+ Mostrar información del libro ▼▲·Editorial: Alianza
·Publicación: Marzo 2013
·Precio: 13,50€
·ISBN: 9788420675251
·Páginas: 624