Al otro día en que de mi te despediste, dejándome amargado, solo y triste, hice de tripas corazón y decidí, no despedir al albañil, al albañil que estaba construyendo, la casa que te prometí.
Lo que existía entre tu y yo, para mí era sincero, le estaba echando ganas a la relación; pero el verbo, la carita y la cartera del otro, te llamaron más la atención.
Te apresuraste y no me diste chance de mostrarte que lo mío era derecho, los demás solo quieren sexo, te lo dan y tú también lo diste. Creí momentáneamente, que eras diferente, pero te quitaste la máscara ¡¡¡Que bueno que me di cuenta de esto!!!
Ahora solo queda conversar: Así que corre y cuentale a tu amante en turno, que ya te borre de mi mente y que de mi, no hay nada que puedan temer.
Platícale que todo lo bonito y sabroso que hiciste conmigo, trataras de igual manera, de hacerlo con él; que lo que yo te enseñe, tú se lo vas a enseñar a él. Cuando el bese tus labios, hazle creer que eres digna de confianza, que no sepa que tu boca tiene sabor a mí.
Porque yo… y lo digo francamente he sido el único que te ha tratado como una dama y en recompensa me llenaste de besos, alabanzas y caricias. Me parece bien que tu nueva pareja se colme de todas las delicias, que yo ya probe.
Aprovecho también la ocasión, para decirte algo más, que debes de saber, porque te va a suceder:
Algún día; quizá por descuido, o por nostalgia, o porque te dieron ganas o por pura curiosidad; pasaras por la calle donde estaba construyendo tu casa y ahí, si va a sentir muy gacho tu corazón, pues veras que no era casa, la que te estaba yo haciendo, sino… ¡¡¡Una grandiosa Mansión!!! JO$E LUI$ M.B.
