El verano es temido para muchos porque en estos meses se obtienen kilos de más que luego son difíciles de perder haciendo que el trabajo realizado el resto del año no haya servido de mucho. Hay que tener claro desde el primer momento que pese a ser una época en la que se invita a descansar y comer bien, las rutinas no deben cambiar para mantenerse en forma.
Siempre es tentador pasar todo el día sentados en la sombra, relajándonos con cualquier tipo de actividad, o evitando las grandes temperaturas con un chapuzón en la playa y posterior descanso recibiendo los rayos de sol. Todo ello hace que no se consuma demasiada energía por lo que el cuerpo no está gastando las calorías habituales. Aunque el tiempo no sea el más propicio para ponerse en marcha, siempre se puede esperar a la puesta de sol, cuando se está más fresquito, para compensar con una caminata o hacer deporte. No sólo se están quemando esas calorías necesarias sino que se trabajan los músculos corporales. Incluso se puede potenciar acudiendo al gimnasio como siempre y realizar las clásicas rutinas.
Otro tema a destacar para mantenerse en forma es la alimentación. A veces en verano nos olvidamos de lo que comemos habitualmente y tratamos de disfrutar en restaurantes y terrazas, con deliciosos platos y tapas. Dejamos atrás la dieta equilibrada para consumir más grasas y calorías. Por lo tanto siempre es bueno buscar lugares donde ofrezcan una comida más saludable y elaborada, y si no es posible, intentar no abusar demasiado y mantener unos niveles adecuados. Además es recomendable productos frescos, que no se vuelvan pesados para el estómago y provoquen una mala digestión.
En cuanto a las bebidas ocurre lo mismo. Para mantenerse en forma en verano es primordial cuidar las calorías que se ingieren mientras bebemos. Igual que en el punto anterior solemos optar por tomar las clásicas cervezas frescas, zumos, bebidas carbonatadas y todo tipo de combinados con alcohol. Aparte de tener unos componentes poco beneficiosos para el cuerpo son un cúmulo muy grande de calorías. A la larga se acaba engordado por no quemarlas en el día a día. De ahí que lo mejor sea siempre beber agua natural lo más fresca posible, ideal para paliar la sed y estar siempre hidratados.