Siento que poco a poco esta humilde bitácora se va muriendo. Las entradas se van espaciando cada vez más y más en el tiempo, y quizás llegue un día en que se "espacien definitivamente". Pero periódicamente me sobreviene el deseo de no abandonarlo y "mantenerme en mis trece" en la defensa de este pequeño rincón de la blogsfera. Y precisamente de esta frase "mantenerme en mis trece" es de la que voy a hablar hoy. Como podéis ver también me mantengo en mis trece en hacer absurdas introducciones para "hilar" alguna historia con la frase hecha sobre la que va el post. Pero ilustremos el artículo con una imagen.
Si, efectivamente la foto es triple, porque tres son los posibles orígenes de los famosos "trece". Tengo que confesar que hasta que no escuche el segundo origen no me decidí a escribir esta entrada, "un solo origen posible es poca cosa para esta Memoria Residual".
La primera imagen corresponde a Benedicto XIII, también conocido como el Papa Luna. En los turbulentos tiempos del cisma de occidente, a caballo entre los siglos XIV y XV, había dos papas, uno con sede en Roma y otro con sede en Avignon, apoyado cada uno por diferentes monarcas europeos. Nuestro protagonista era fiel a la facción de Avignon y a la muerte de Clemente VII el cónclave de la ciudad francesa lo elige por abrumadora mayoría como nuevo papa, cogiendo el nombre de Benedicto XIII. Y aquí es donde la cosa se pone divertida, Francia le retira su apoyo ya que no se fía de que un aragonés sea tan influenciable como los anteriores papas. Ademas un nuevo papa entra en escena, en un cónclave creado en Pisa se elige un nuevo papa "buscando la reconciliación", y en este momento hay hasta tres papas a la vez, Gregorio XII, Juan XXIII y nuestro Benedicto XIII, que poco a poco va perdiendo apoyos y tiene que retirarse a Peñíscola, donde ocupa el maravilloso castillo construido años antes por los templarios. Y aquí es donde nace la conocida frase, cuando el papa Luna se aferra a su silla y proclama repetidas veces hasta su muerte "Sum papa y XIII". Por cierto, el aducía para su defensa un hecho incontestable, era el único de los tres papas que fue elegido cardenal antes del cisma.
En la segunda imagen podemos ver un Blackjack, la jugada ganadora en el juego homónimo. Aunque en realidad no vamos a hablar del Blackjack, sino de un antiguo juego predecesor de este llamado "Quince". Para ganar había que conseguir quince puntos, obvio, y era una jugada típica plantarse cuando alguien conseguía trece puntos, tan habitual era este lance que se llegaba a decir que para ganar al Quince había que mantenerse en sus trece.
Para finalizar tenemos al gran Maiomónides que en el siglo XII formuló los Trece principios de la fe judia, que con el tiempo se volverían normativos para dicha religión. Damos un salto en el tiempo y llegamos a 1492 cuando los Reyes Catolicos decretan la expulsión de los judíos, y se les da a elegir entre el bautismo o el exilio. Un buen número eligen la primera opción y son convertidos al cristianismo, pero la recién creada Inquisición Española fija sus ojos sobre ellos, y muchos son los que sufren tormento acusados de seguir practicando la religión judía, es decir que se mantenían en sus trece principios de la fe. Un solo apunte sobre esto, la Inquisición atacaba a quien siendo converso se mantenía en sus trece a escondidas, no al judío que se mantenía en sus trece y no se convertía. Ese era expulsado por la fuerza u otras cosas peores por el poder real, pero nunca seria tocado por la Inquisición, ya que esta solo se preocupaba de la pureza de los cristianos bautizados.
Espero que os haya agradado la entrada y os emplazo a leer la próxima, llegue cuando llegue. Confío en que no tarde mucho y consiga mantenerme en mis trece.