Para todos aquellos jóvenes ansiosos de aspira a ser políticos de 3er, 2° ó –incluso-, 1er nivel de poder, va dirigido este pequeño manual del Buen político y Malas Artes en ello.
Comenzamos:
A veces nos hemos preguntado: ¿Cada cuánto un hombre muere en este mundo? Pero, a veces en este oficio peligrosamente mal entendido, nos hemos preguntado: ¿Cada cuánto se anuncia la muerte de uno, que políticamente se quiere muerto?
La muerte de un político, es cosa traicionera, si se anuncia dicho deceso, estado vivo el ser que otros “colegas”, quieren desaparecer.
¿Cómo es que esta persona llegó a ser tan odiada en un medio que de por sí, el odio disfrazado es el “pan de cada día”?
Este personaje, debe de ser o un político de 2° o 3er nivel, haber tenido roce con políticos de nivel mayor que él; y –sobre todo-, pertenecer a una ideología distinta a estos. Por lo demás, esto es sólo el primer paso. El resto es cuando su enemigo cambia de nivel o de bando.
O simplemente, chocar con las ideas del mandatario del país.
Por lo que viene la pregunta: ¿Cómo lo mato para que lo maten?
La respuesta es: Asociándote con sus enemigos (aunque no sean tus aliados), y esperando el momento, dicho se diga técnicamente: “¡Meta la Patota!” “¡Se queme en público!” O, “¡Cuando lo quieras ‘Madrugar’, con seriedad!”
Pero si tú eres el muerto viviente y te quieran rematar, cual Lázaro empedernido; puedes realizar lo siguiente:
1.- Primero, firmeza ante esta adversidad. ¡Valentía ante tus enemigos…! ¡Con firmeza y valentía!
2.- Tómalo con calma, respira profundamente, cuenta hasta diez; y…
3:- Sin hacer caso de los pasos 1 y 2: pon pies en polvorosa -y salva el pellejo-, hasta el otro país vecinos o el más cercano que tu conocimiento dé al azar. ¡Porque te matan en serio!
(Si sólo conoces Estados Unidos Israel o Canadá, ya ten la excusa perfecta para justificar tu estancia de forma tan precipitada).
Por último, no olvides a tu familia, toma en cuenta que ellos te vieron llegar a este mundo y tu amor espiritual para con ellos, es infinito (sin dejar de pensar en que en cada uno de tus familiares, pones a su nombre todas tus riquezas terrenales no sin infinitas ni duraderas, para que no caigan en manos de los cobradores de impuestos de tu país).
Espero que este noble consejo te sirva para tu éxito político. Sin finalizar con la frase que reza de Vicente Guerrero ante las súplicas de su padre:-¡La Plata es primero…! -¡Digo, digo…! ¡La Patria, la Patria…!
Texto y fotos: Américo Valadez.