Entregas anteriores:
- Capítulo 1: No existen los “indecisos”
- Capítulo 2: Esto no va de “convencer” ni de repetir argumentos
- Capítulo 3: Elementos discursivos que generan rechazo
En este capítulo me explayaré sobre aquellos elementos discursivos y racionales que estamos utilizando desde el independentismo desde diversos aspectos y que no sirven para conectar con los “federalistas tipo 1″ ni para generar dudas a los “federalistas tipo 2″, o sea a los que llamamos “indecisos no anti-independentistas”.
Este es el primer capítulo que seguramente genere disonancias cognitivas a la mayoría de independentistas ya que entra al núcleo discursivo y argumental del independentismo y cuestiona su eficacia. Como he adelantado esto no va de bombardear de argumentos a los “indecisos” ya que es tan inútil como bombardear un volcán con bolas de nieve. En este capítulo desgrano como cuajan los argumentos más habituales que estamos utilizando.
El objetivo de este artículo es ayudar a que no gastemos energías en aquello que no tiene réditos y si lo hacemos, saber cómo hacerlo de manera que al menos estemos consiguiendo algo positivo.
La historia, el 1714 y el argumento historicista
Aunque este no es el argumento más utilizado, es seguramente el más ineficaz. No niego que desde una perspectiva identitaria se perciba el elemento histórico como algo importante y que la guerra de sucesión terminara eliminando los instrumentos de autogobierno. Ni tampoco que desde una perspectiva identitaria catalana, la historia con España está relacionada con elementos de imposición, de intentos de marginación de la identidad catalana, de la cultura y del idioma. Pero para quien no se mueve en esta esfera identitaria y que tiene una identidad nacional híbrida (española y catalana) este elemento histórico no le lleva a desconectar con España.
De la misma manera que los elementos historicistas de la identidad española (por ejemplo el “descubrimiento de América”) no provoca ninguna reacción “pro-española” en quien no está en el identitarismo español, lo mismo ocurre al contrario.
Única utilización útil, lograr que empaticen con nueestra postura: La historia es bueno conocerla y puede servirnos para ayudar a contextualizar entre un no independentista las razones que siente un independentista identitario el ser independentista. Si ese es nuestro objetivo, explicarnos y que empaticen con nosotros, tal vez la historia sea un instrumento, pero no para mover a nadie de su postura política respecto a la relación con el estado español.
El déficit fiscal y los agravios económicos
Este ha sido el argumento más utilizado en el último año y ha centrado el eje principal de la argumentación independentista. Es un argumento poco discutible en un debate formal y racional. No sólo Catalunya es donante neta del orden del 8% del PIB anual (cuando cualquier región europea rica aporta tan sólo el 4% del PIB anual), sino que hay un déficit acumulado de inversiones en Catalunya que hace entre muchas cosas que los puertos de Tarragona y Barcelona estén desconectados del ancho de vías europeos de mercancías, entre cientos de ejemplos.
Pero esto es un argumento agotado para intentar convencer “indecisos”. Y aquí entraré a explicar algunos de los procesos precognitivos y cognitivos que actúan para eludir este argumento.
- Es un argumento técnico al que se le han hecho objecciones técnicas . Aunque una mayoría de economistas apoyan las tesis catalanistas, la presencia de unos pocos que la cuestionan permiten a un “indeciso” agarrarse a esta duda razonable.
- Una parte de los indecisos identifican que el déficit fiscal no lo tienen los territorios y que la riqueza se reparte entre individuos (no es racional, el gasto está territorializado en un 90%), por tanto eluden este argumento en base a la aportación individual y la solidaridad entre individuos. Aunque el resultado sea que los recursos necesarios para las rentas bajas catalanas terminen en rentas medias de regiones muy sobrefinanciadas.
- Muchos indecisos a pesar de entenderlo lo dan por descontado en el listado de agravios pero esto no les motiva para votar independencia: o bien para ellos el beneficio potencial creen que no compensa los costes potenciales que creen que tiene la independencia, o bien siguen creyendo que este es un problema que se puede resolver mejor, con un pacto fiscal en España.
- Se puede identificar con un elemento “economicista”, egoista y pesetero. Igual que muchos conflictos salariales se enmascaran de otros elementos (efecto pan y rosas). Estamos intentando provocar un cambio que requiere grandes dosis de emocionalidad (esperad al siguiente capítulo, me centraré en ello) trabajando desde un argumento que nos aleja totalmente de la emoción.
Una forma de sacarle provecho con federalistas tipo 1: Este argumento está agotado a menos que consigamos enfocarlo de una forma muy emocional, ejemplar y vivencial. Entonces es posible que tenga cierto efecto. Si logramos por ejemplo que alguien por sí mismo encuentre un agravio comparativo. Por ejemplo, cuando se da cuenta de la falta de inversiones de ADIF en cercanías y regionales y lo vive el día donde RENFE llega tarde por culpa de esta falta de inversión y lo compara con las inversiones en AVE en el resto del territorio, entonces, ese día, este mensaje puede causar brecha. Siempre que podamos utilizarlo desde un entorno personal y con un perfil “indepe bajo”: “Ya sabes que doy mucho la paliza con la falta de inversiones del estado en Catalunya, pero esto que has vivido hoy es un ejemplo.” Esto podría ayudarnos con los federalistas tipo 1 (aquellos que puestos contra la espada y la pared votarían independencia y que fueron a votar Sí-No o incluso Sí-Sí el 9N, pero no son independentistas).
Una forma de sacarle provecho con federalistas tipo 2: Ayudar a generar disonancia cognitiva a los federalistas tipo 2 (aquellos que no votarían nunca independencia, pero que si les generamos suficientes dudas, podríamos hacer que no fueran a votar), pero siempre relacionado con una vivencia personal. El ejemplo típico es recién venido de visitar el pueblo materno y poder ver un agravio comparativo (“allí los niños todos tienen un ordenador que les pone la Junta”) con el que puedan darse cuenta que el desarrollo del estado del bienestar en Catalunya es algo más retrasado que el de algunas regiones del estado español, y que una parte de la explicación viene del déficit fiscal sobredimensionado. Hay que ser sutil hacerlo y requiere un prescriptor personal (por ejemplo, los hijos indepes a los padres y abuelos federalistas tipo 2), y no puede ser utilizado como instrumento de “agitpro” habitual.
La clave es sacarlo del ámbito “monetario” y moverlo al plano vivencial, emocional y personal. Y hacerlo a través de prescriptores personales (un amigo, un familiar, un vecino de confianza). Si eso se consigue.. entonces es posible que esto ayude a generar esa energía emocional para un cambio (al menos temporal) de preferencia.
Repetir que no hay vía para un pacto con España o posibilidad del cambio en España
Otro de nuestros argumentos estrella es indicar que el pacto con España es inviable, que lo hemos intentado durante mucho tiempo y que es absurdo seguir intentándolo. Creemos que nuestra vivencia y convicción de estos últimos 30 años de negociaciones es algo universal y que cualquier persona razonable pasará a nuestra postura repitiéndoselos. Pero esto es bastante inútil para los que queremos hacer pasar al ala independentista por varios motivos:
- Todo federalista que se ha hecho independentista requiere su propio proceso (y su tiempo de maduración), que depende de su experiencia vital, nivel de conocimiento político, etc.. En el próximo capítulo entraré en detalle en esto, pero una persona puede haber desconectado del proyecto de reforma de España, pero eso no le hace conectar con otro proyecto que él ve igual o más incierto que es la de creación de un nuevo estado.
- La aversión al cambio y el sesgo a sobrevalorar las pérdidas potenciales más que a las ganancias potenciales genera incentivos para oponer energías a la opción independentista frente a la opción de intentar cambiar España.
- Reconocer la imposibilidad de pacto tiene como consecuencias renunciar a tener un proyecto para algo que conforma parte de su identidad, que es ser español dentro de una España plural. Muchos independentistas identarios chocan con este elemento. No se trata que no se pudieran sentir españoles en una Catalunya independiente, sino que han de renunciar a ser españoles en una España plural. El proyecto español de una “España plural” es precisamente esa identidad española a la que renunciarían.
- Es irracional creer en que a pesar que todo los intentos han fracasado o han salido con éxitos muy parciales aún es posible cambiar España. Pero también hay elementos irracionales creer que podremos construir un estado independiente y que la mayor parte de cosas van a salir medio bien. Hay elementos de fe en el federalismo, pero los independentistas hemos de reconocer que hay elementos de fe en nuestra posición. Para un “federalista tipo 1″ le estamos intentando convencer que abandone su fe en el cambio en España por algo que ellos también perciben como una fe. Incluso aquellos que reconocen que el cambio en España es casi una utopía, también te dicen que el cambio en Catalunya lo ven aún más utópico. En el próximo capítulo hablaré de ello, pero si no conectan emocionalmente con el movimiento independentista, fe por fe, prefieren la que han tenido siempre.
Hemos de indicar que opciones de tercera vía que a veces consiguen pequeñas victorias vuelven a generar pequeñas ilusiones en estos federalistas. La ajustada victoria electoral de Ada Colau en Barcelona, el avance parcial de PODEMOS, las victorias ajustadas del PSOE en Andalucía, les permite creer que aún hay sorpresas en España y que se puede cambiar. Ya entraré en la forma diferencial que hay entre ellos y los indepes en valorar quien tiene la capacidad en los procesos de cambio, pero entre los federalistas hay más confianza en la posibilidad de cambio desde los líderes políticos y de ahí que confíen más en un cambio de élites que los independentistas.
Desactivar “federalistas tipo 2″. Aunque repitiendo que el cambio en España no es posible no moveremos un sólo voto de los federalistas tipo 1 hacia el independentismo sí que podemos hacer que los federalistas tipo 2, que votarían opciones “unionistas”, se queden en casa. Hay que saber redactarlo de manera que se muestre la verdadera dificultad de un cambio institucional y asociarlo a elementos precognitivos y emocionales. No ridiculizar el federalismo no tiene porqué ser un competidor siempre. Uno de nuestros principales enemigos ha sido ridiculizar el federalismo. El “follet federalista” ha sido la peor idea que hemos tenido. Una de las réplicas que he lanzado a independentistas de piedra picada era recordarles si la ridiculización que se hacía del movimiento independentista hace 25 o 30 años les modificó su postura y es evidente que no. Lo mismo ocurre con una persona que defiende el pacto con España. Ridiculizar su postura lo único que hace es que se bunquerice y se cierre a quien intenta ridiculizarla. Por otro lado, con las opciones “federalistas” entramos en competencia durante las votaciones de partidos, pero podemos hacer un recorrido político con ellos. Podemos pedir a un federalista que nos apoye en las votaciones que nos son clave (por ejemplo 9N, o que el 27S no vote en contra del procés) y no buscarle la cosquillas en aquellas votaciones donde él perciba que el cambio en España se la juega (por ejemplo las elecciones generales).Este conjunto de artículos recopilan la experiencia de campo conseguida en 25 sesiones de coaching realizadas por el autor desde SÚMATE entre activistas independentistas y personas que se autodefinen como “federalistas” o votantes del “sí-no” el 9N. El colectivo total de personas que antes eran federalistas y ahora son independentistas y de actuales federalistas alcanza a más de 150 (de un total de 300 asistentes), y de sus conversaciones surge gran parte de este manual.
En el conjunto de sesiones se ha logrado extraer experiencias, historias de vida y entrevistas en profundidad y no solo de los “sí-no” sino de un buen número de activistas independentistas que hasta hace pocos años o meses eran “federalistas”.
El objetivo es plasmar esta experiencia de campo que ayude a otros activistas independentistas a trabajar políticamente con el colectivo de mal llamados “indecisos” de cara a conseguir ampliar la base social del independentismo.
Estas experiencias han sido también tamizadas y puestas en testeo con pequeños experimentos cualitativos en conversaciones en profundidad con otros “federalistas”. También integro las opiniones y aportaciones individuales que han hecho otros compañeros del equipo de estrategia y comunicación de SÚMATE.
Este manual tiene mucho de “SÚMATE” pero expresa sobretodo la visión y los análisis del autor y no necesariamente los de la entidad, aunque hubiera sido imposible realizar este manual sin la ayuda de SÚMATE y la experiencia y conocimiento colectivo de la entidad.
También expresar mi agradecimiento a los activistas independentistas, mayoritariamente de la ANC que participaron de los coachings y que me descubrieron también sus historias personales y supieron conectar con los actuales “indecisos” de una forma casi mágica. Gracias a ellos también he podido hacer este manual y descubrir que es lo que termina de conectar “indecisos” e indepes.