Revista Cultura y Ocio
"Un indio viejo y algo con unos Levi's descoloridos y un bonito cinturón zuni. Su pelo blanco y largo, anudado en la nuca con un cordón morado. Lo raro fue que durante un año más o menos siempre estábamos en la Lavandería Ángel a la misma hora. Aunque no a las mismas horas. Quiero decir que algunos días yo iba a las siete un lunes, o a las seis y media un viernes por la tarde, y me lo encontraba allí."
Ya he comentado alguna vez que hay muchos motivos para acercarse a un libro y que uno de los más comunes es la atracción que se siente por el diseño de su cubierta. En este caso fue justo lo contrario: la fealdad del diseño me hizo pararme a mirar y finalmente llevármelo a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, Manual para mujeres de la limpieza.
Lucía Berlín fue una mujer de vida azarosa. Pasó de niña de clase media con madre aficionada a la botella, a vivir en chile entre la alta sociedad. Heredó en suerte esa afición por la bebida contra la que lucharía, vivió en un edificio de oficinas y durmió con sus hijos vestida con las ropas más gruesas que tenía para no pasar frío por carecer de medios; busco trabajo mil veces, de cualquier cosa, también de mujer de la limpieza... pero le sobraba preparación. Con apenas treinta años ya acumulaba tres matrimonios y cuatro hijos y, aunque alguno de sus relatos habían visto la luz con escasa o nula repercusión, su éxito como escritora llegó hace un año y casi once después de su muerte.
Lo sé, ahí debería de haber ido la sinopsis del libro. Un libro que reune 43 relatos abruptos que, aunque no lo parezca, podrían ir con el resumen de la vida de su autora. En ellos, con claros contenidos biográficos, Lucía Berlín nos habla de su vida, de la vida de muchos que no lo han tenido fácil y que muchas veces, como es el caso de una enfermera o de la propia mujer de la limpieza, conviven con la suciedad. De hecho, si seguimos el orden, al terminar el libro tendremos algo así como una biografía hacia la madurez de la propia Berlín. Y lo hace desde puntos aparentemente inconexos en los que se repiten situaciones, con un tono frontal, de "tu a tu" que aporta la credibilidad justa para convertir la experiencia de esta lectura en algo redondo. La honestidad del narrador que aboga por una compasión que luego desvela no sentir, la de la adolescente que busca una solución vital o el dolor como algo real aunque no se vea, son algunos de los temas que aparecen en estos relatos que abren de forma descarnada el alma de quien lo cuenta.
Unos relatos en los que el narrador es tanto o más importante que lo narrado. Una primera persona tangible que a veces parece convertirse en una tercera persona igualmente real. Y un lenguaje directo que no duda en exponer claramente lo que desea, en ir al grano, en comenzar y finalizar a su antojo cada uno de esos fragmentos de vida que componen en realidad este manual. Frases cortas, a veces como mordiscos, y preguntas lanzadas al aire que el lector recoge sabiendo que eran para la propia autora, autoreflexiones que nos llevamos como un ladrón mientras cerramos el libro preguntándonos qué cosas nos hemos perdido por no observar, y miramos los pájaros buscando hábitos en ellos...
Comenzaba diciendo que en este libro se reunen 43 relatos, ahora añado que no son extensos, imposible si el libro tiene poco más de 400 páginas. Pero además se completa con un prólogo magnífico y una introducción que forman una muy buena puesta en situación para el lector, así como una pequeña biografía y apuntes al final del libro. Y explico esto porque son imprescindibles para completar la experiencia de una gran lectura.
A veces, cuando un libro viene de la mano de críticas extraordinarias y de posicionamientos en listas de "lo mejor de..." corre el riesgo de estrellarse en nuestras manos ya que nos esperamos algo imposible de alcanzar. Otras veces en cambio descubrimos grandes voces en obras que sin tanta repercusión, nos hubieran pasado desapercibidas. Ese es justo el caso de Manual para mujeres de la limpieza: un gran libro de relatos que se van conectando a medida que avanzamos. Os lo recomiendo. Anotad: Lucía Berlín.
Los relatos son ese género apreciado por unos y que causa una gran pereza en otros, considerado incluso por algunos como un género menor. En todo caso no cabe duda de que poco a poco van entrando en las librerías y estantes de los lectores. Por eso mi duda, ¿sois aficionados a los relatos?
Gracias.