Cuánto nos cuentan estas historias de la vida, de la soledad, de vivir en el filo de la navaja, del amor, del tiempo... El tiempo tan presente sobre todo en los últimos capítulos. De cómo somos capaces de levantarnos una y otra vez. De cómo influye lo vivido en nuestra infancia, el trato recibido por los que se supone que tienen que amarnos y demostrárnoslo. De lo imperfectos que somos, y de lo que está imperfección es capaz de enseñarnos. Cuando acabas el libro no puedes evitar leer de nuevo algunos de los relatos. No quieres separarte de ellos. Los volverás a leer más de una vez. Gracias por no haber tenido ese abuelo, gracias por no haber tenido esa madre y gracias por haber sentido y recibido también tanto amor.
