Con esta expresión Federico García Lorca, a través de su personaje don Cristóbal, describía la impresión que los títeres dejaron en el imaginario de los niños que asistieron a la fiesta familiar de Reyes en la casa de los García Lorca, en 1923.

Manuel Angeles Ortíz (Archivo Manuel de Falla)
Façade et ridaeu (Amsterdam 1923-1926)
