Encuentro razonada y razonable la perspectiva de Manuel Hidalgo para dar cuenta de la presencia de cientos y miles de -digamos #jóvenes_indignados- en las plazas españolas y sobre todo en la Puerta del Sol de Madrid.
Hay una nueva "Movida madrileña", una generación (como dice, de " jóvenes creativos, emprendedores, solidarios, voluntarios, alternativos, gestores de iniciativas de todo tipo") que deja atrás la artificiosa movida de nocturnidades almodovarescas, política y mediáticamente glorificada hasta extremos ridículos; pero la nueva movida no tiene quien le escriba, quien la presente en el espacio público de los relatos, dramas y noticias de esta sociedad que va pasando del espectáculo a la virtualidad para encontrar sentido a su realidad.
En fin, no es todo, pero es buena parte de este todo magmático que estos días los medios nacionales e internacionales ofrecen con profusión y no poca confusión. Pienso que conviene leer al menos buena parte de lo que escribe mi buen amigo Manolo Hidalgo:
(...) No es que no tengan dinero o empleo, es que no existen, son invisibles. Jóvenes instruidos, inquietos, preparados, activos, ilusionados, enrollados, estudiosos o trabajadores, no existen en el mural de la narración política y, ojo, mediática. Ni en las ficciones narrativas. Este movimiento va, o irá, también contra la prensa, contra los medios de comunicación, contra la televisión muy especialmente, que ocultan, desdibujan y deconstruyen borrosamente a millones de jóvenes que están haciendo cosas y quieren hacer más y que quedan fuera de los pobres y simples discursos narrativos a la vista: pijos y horteras del corazón, macarras de barrio de las series y de los reality, tribus urbanas, deportistas y protagonistas juveniles de la industria cultural establecida. Y ya.
¿Pero dónde -en qué pantalla o papel- está el relato sobre otros millones de jóvenes con cabeza e intereses que no coinciden con cuatro estereotipos y que, a la vez -profesionales, estudiantes, trabajadores o desempleados-, se sienten ninguneados, borrados, no representados en el doble sentido sugerido?
Españoles en el mundo, el emblema de un programa de éxito. Claro. Porque son millones los jóvenes a los que les gustaría estar en San Petersburgo o Lima, o más lejos, con tal de salir de un país que no sólo no les da oportunidades, sino que les borra de su relato oficial y oficioso.
LA GENERACIÓN de jóvenes del tardofranquismo y de la Transición no sólo tuvimos empleo y estuvimos ilusionados con los partidos políticos en la tarea democrática, sino que fuimos protagonistas en los medios. Tocaban nuestra canción en la televisión y en los periódicos. El país cambiaba porque lo hacíamos cambiar, y nosotros teníamos cara y ojos en la representación -en el doble sentido- de ese cambio. El relato de lo que sucedía era el relato de lo que hacíamos y de lo que éramos.
¿Y ahora? Ahora, nada. Millones de jóvenes, amén de padecer las consecuencias de la crisis económica y de la anemia política, están a la vez vaciados de rostro, de alma y de atención en el relato que se hace de la vida de todos. Creo que, por eso también, han decidido conquistar el primer plano ante el foco y el primer párrafo en la narración. ¡Estamos aquí! Nadie habla de nosotros, y vosotros, que tanto habláis de todo, no nos gustáis, porque habéis secuestrado la democracia, la representación y el relato, y nos habéis excluido de todo, salvo -¡es increíble!- de pedir nuestro voto en las elecciones, nuestro euro en el quiosco y nuestro dedo para dar a vuestro botón en el mando a distancia. Y, claro, también nos queréis en el mercado de los consumidores para vuestros negocios, en los que apenas podemos entrar como trabajadores. Vale. Ya. Basta. Que os den. Salimos a la calle, tenemos muchos intereses que no estáis contando, somos interesantes, estamos preparados para muchas tareas, no nos conocéis, nos estáis simplificando hasta cuando habláis de nuestros problemas de empleo o vivienda, ahora os váis a enterar.
Diré algo más. No me extraña que en Madrid estén sucediendo las mayores concentraciones en la estela de Democracia Real Ya. No es cuestión, sólo, de población, de que haya más jóvenes que en otras ciudades más pequeñas. Quiero añadir que en Madrid están pasando muchísimas cosas de interés protagonizadas por jóvenes, que todavía no han encontrado relato, cara y ojos en los medios de comunicación, más allá de citas puntuales en pequeños reportajes, guías o sugerencias de planes.
Madrid vive hoy una efervescencia de jóvenes creativos, emprendedores, solidarios, voluntarios, alternativos, gestores de iniciativas de todo tipo, aficionados y consumidores culturales de mil cosas distintas como, a mi juicio, no se había producido desde la Transición ni, desde luego, desde la Movida de la primera mitad de los 80. Hay ahora otra Movida, una Movida mucho más variopinta, y hasta pujante, que nadie está contando desde los medios convencionales y que los políticos no están apoyando desde partidos e instituciones.