Revista Cine

Manuel Rivas: Todo es silencio

Publicado el 31 octubre 2010 por Francisco Ortiz
Manuel Rivas: Todo es silencioSe equivoca Manuel Rivas en esta novela en el tono y en el aliento cercano a lo mítico con que pretende contarnos una historia que, de haber salido más despojada y sin excesos literarios (algo caprichosos algunos, como ese intento chirriante y sucesivo de lenguaje lírico y aparición de frases hechas y propias de la lengua hablada, tan antagónico y tan poco compenetrado en este texto), y sin desconocimientos del pasado de un subgénero que le habrían evitado reducir algunas escenas a lo más superficial y rayano en la inocencia de un guión cinematográfico primerizo (como ocurre con el soborno al sargento Montes y los billetes que se caen) habría resultado más creíble, menos impostado. Quiere tallar Rivas, crear figuras que perduren, y el intento se nota demasiado, el aroma se vuelve demasiado personal y el autor dialoga hábilmente con sus criaturas, nos hace llegar sus voces y lo que les ocurre, pero los personajes quedan detrás de la voz del autor, que manda demasiado en ellos, que los lleva como en volandas. Manuel Rivas es sin duda un escritor que atesora méritos y logros, tiene una prosa en la que entra la poesía con fuerza y sabe tomar los caminos más certeros, pero esta historia requería un acercamiento de otro tipo, quizás hubiera sido mejor con algo más de ingenuidad y sin filigranas (cansa ese abuso del presente que marca acciones apareciendo en el territorio del pretérito, distrae innecesariamente), que distanciara y contrarrestara la voluntad del escritor de dejar en exceso su huella. Como indicaba un maestro de la narrativa cuyo nombre ahora no recuerdo, en la novela es preciso que haya una cierta ingenuidad por parte del autor, una calma que le recuerde que es preciso lo vulgar y lo anecdótico (pero funcional, de lo que ha dejado muchos ejemplos el gran novelista Juan Marsé en obras como "Un día volveré") en según qué trechos para que el conjunto resulte equilibrado. Se equivoca Manuel Rivas con este libro porque hay demasiado autor y falta novela, como a veces le ocurría a Francisco Umbral cuando se adentraba en el género novelesco. Falta arrastrar los pies y oír el ruido de la arena mientras el mar acerca su respiración pesada e infatigable.

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