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Manzanares hace historia en sevilla: indulta un toro y sale por la puerta del principe

Por Zubi

MANZANARES HACE HISTORIA EN SEVILLA:  INDULTA UN TORO Y SALE POR LA PUERTA DEL PRINCIPE
Sevilla. Sábado 30 de abril. 6ª de Feria. Plaza de la Maestranza:  Lleno de no hay billetes. Tarde con claros y nubes. Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Corrida bien presentada, con trapío y bravura, que dieron muy buen juego. Abrieron plaza: Julio Aparicio (pitos y pitos). José Antonio Morante de la Puebla (fuerte ovación y saludo desde el tercio y pitos) y José Mari Manzanares (indulta al primero y dos orejas). Presidió el festejo Julián Salguero Villadiego
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETAAyer recobré la fe y volví a creer en la Fiesta. Yo era hasta ayer un agnóstico dolorido, un descreído renegado… pero después de ver torear a Manzanares he vuelto a creer en esto, en la magia, en el milagro, en la gloria resucitada el mismo Dios bajado del cielo, que ayer tuvo que reencarnarse en José Mari Manzanares para redimirnos a los descreídos como yo, a los que habíamos perdió la fe en la Fiesta y en el toro. El torero alicantino hizo  la proeza histórica de indultar un toro en la Maestranza, un hecho que se produjo una única vez en la larga historia de esta legendaria plaza. Fue en el mes de mayo de 1968 con el toro del Marqués de Albaserrada de nombre Laborioso, lidiado por el maestro trianero, en aquellos años novillero, Rafael Astola. Manzanares ha logrado el milagro, la proeza de volver loca a Sevilla, de hacernos felices a los desgraciados, a los miserables, a los desarrapados, a los ricos y a los pobres, a los curas y a las monjas y todo ser viviente de cualquier capa social. Fue con el primer toro de su lote, un negro mulato de 500 kilos de peso y de nombre ya histórico: Arrojado. Mejor es imposible ya torear. Manzanares lo recibió muy bien lanceándolo a la verónica. Bien con el palo Chocolate, que fue aplaudido por el público. También tuvo que desmonterarse y saludar desde el tercio el banderillero Curro Javier por el par que le puso al toro. José Mari Manzanares comenzó sacando al toro del tercio con una tanda con la derecha  extraordinaria, girando con la cintura  lentamente y dando unos muletazos de una factura bellísima. Tan bella que el maestro Tejera claudicó y se arrancó con pasodobles que inundaron hasta el último rincón de la Maestranza de torería y belleza. Después vino un aluvión de tandas con la derecha, muy relajadas y lentas, cambios de manos para rematar con la izquierda con uno de pecho de una belleza que levantó los tendidos. La gente no sabía la que le venía encima, pues el toro tenía mucha clase, trapío, fuerza, bravura, transmisión. Una muleta de seda… toreando despacio… una locura desatada en los tendidos, una borrachera de olés apasionados y pasodobles, naturales con la izquierda de ensueño, largos, lentos y hondos rematados con pases de pecho. La plaza de pie llena de gente feliz que se miran unos a otros sonriendo de incredulidad, porque tanta belleza de pronto no se podía creer. Cuatro tandas mas por la izquierda a cada cual mejor…¡ qué barbaridad!... esto nos es posible!...pero era verdad. Aquello que pasó ayer en el coso del Baratillo pasó de verdad, aunque tengan que pasar otros 43 años para que vuelva a ocurrir. El toro Arrojado de Nuñez del Cuvillo acudió a la muleta 72 veces sin mostrar cansancio. El público en los tendidos y graderíos de pié con los pañuelos blancos al viento, pidiendo el indulto al presidente, que en un principio se muestra remiso al no haberse entregado el toro del todo en el caballo. ¿Pero que toro aguanta 72 muletazos seguidos y esta dispuesto a seguir embistiendo de lejos permaneciendo con la boca cerrada?. El público seguía insistiendo pues Manzanares se puso de nuevo a torearlo dándole unos muletazos extraordinarios, y el presidente sacó el pañuelo de indulto y aquellos  fue la felicidad de todos los que allí estábamos. A Arrojado le espera ahora una vida tranquila en la dehesa, pues el ganadero Álvaro Núñez, que dio la vuelta al ruedo junto a Manzanares, ya le ha hecho un hueco en la ganadería como semental. El segundo toro se llamaba Campanito, negro mulato de 522 kilos, que aunque fue un gran toro no dio el juego de Arrojado, pero si el suficiente como para que Manzanares le cortara las dos orejas. Lo toreó de la misma forma que el primero con un empaque y unas hechuras de torero bellísimas, que hicieron temblar hasta las bisagras de la Puerta del Príncipe. A esas alturas al maestro Tejera ya se lo habían llevado al manicomio y su banda no paraba de tocar, en una borrachera de toreo bueno, bueno de verdad. Una borrachera de belleza y de arte, porque mejor y con mas verdad es que no se puede torear ya. Un toreo que ya… humildemente no me atrevo ni a describir en esta crónica, pues aun se me pone la piel de gallina y me cuesta tragar la saliva. Manzanares cuadra al toro y le propina un puñetazo con la espada en todo lo alto que tumba al astado a los pocos segundos. A la gente se la llevan de los tendidos al Hospital Psiquiátrico directamente. Aquello era una locura, los tendidos gritando ¡torero! ¡torero! ¡torero!. Manzanares da la vuelta al ruedo en medio de esa locura con un ramo de romero en las manos, porque Sevilla sigue sin olvidar al maestro Curro, que ayer estaba allí en los tendidos presenciando el milagro. Sacaron al torero en volandas por la Puerta del Príncipe destrozándole el vestido. Los capitalistas lo logran meter por fin en la furgoneta para volver al hotel, pero los aficionados y jóvenes de la escuela taurina de Sevilla logran sacar al torero del interior del coche y lo llevan en volandas como a un Dios terrenal hasta el centro de la Avenida de Colón, con las estatuas de Pepe Luis Vázquez, Manolo Vázquez y Curro Romero presenciando el milagro del pan y los peces. Tanta torería y tanto arte y belleza hacia muchos años que no se veían en Sevilla, y la Maestranza  era consciente de todo lo que acababa de producir. Esta noche nos va a costar a todos mucho trabajo poder conciliar el sueño, pues toreo como el de ayer es difícil que se produzca otra vez.En cuanto a Julio Aparicio, que abría plaza, decir que esta fuera de cacho. Que no pudo con su primero ni con su segundo. Es verdad que a su primero le dio un quite extraordinario después de sacar al toro del caballo. Morante lo vio y le dio la replica con un quite prodigioso con la pata “p’adelante” muy templado y hondo, de un empaque y belleza propia de la firma. Aparicio fue pitado en sus dos toros y desde mi humilde opinión no está para nada.Morante tuvo mala suerte con su lote, al primero lo toreó muy bien por la derecha pero por la izquierda se rebrincó y optó por la calle de en medio matando de pinchazo hondo y descabello. A su segundo es que no le pudo, pues el toro es verdad que dio una voltereta hincando los cuernos en el albero de la que posiblemente saliera perjudicado, paro ahí había toro, pero es que Morante montó desde un principio la espada de verdad y después de quitarle las moscas le dio otro pinchazo hondo y lo descabelló desligándose de su compromiso de una manera vergonzosa.    
 

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