Así entonces Mao decide llevar a los comunistas desde el sur, al norte del país, en una violenta e inhumana caminata, pero que representaba la única opción para que sobrevivan. Se le llamó la Larga Marcha, entre el 16 de octubre de 1934 al 19 de octubre de 1935. Obviamente, fueron acosados por los nacionalistas quienes les ocasionaron pérdidas, como en la devastadora batalla del río Xiang, aún así, los comunistas sobrevivieron y Mao fue reconocido por sus seguidores y hasta por sus enemigos.
Aunque claro, tampoco faltaron las críticas, pues algunos de sus camaradas renegaban de su “guerra de guerrillas”, tan poco efectiva, según ellos, contra los nacionalistas. Mao tenía muchos defensores con respecto a esto y por haber salvado al Ejército Rojo, se le designó como Jefe Militar. Los comunistas estaban en los campos, y sus simpatizantes incrementaban más y más. La guerra, estaba lejos de acabar, sí, pero aunque quedaban alrededor de 20 mil sobrevivientes de los 80 mil iniciales, Mao no se rendiría y con su increíble carisma, se ganó más adeptos que paulatinamente fueron nutriendo sus filas.
Sin embargo, Mao y Chiang deben enfrentar la amenaza del Japón, para ello se alían y deciden pactar una tregua hasta expulsar al invasor. En cuanto a los comunistas, resistirían a los nipones desde el norte, en una base establecida en Yanan.
Mao pactó luego con ellos por separado y se mantuvo al margen mientras los nacionalistas de Chiang se desangraron y se vieron debilitados. Tras la rendición de Japón en 1945, Mao ya tenía casi 1 millón de comunistas en sus filas, era considerado uno de los principales líderes y el más popular. Bajo este contexto la guerra civil china, se retoma. Se prolongó por cuatro años más, hasta que en enero de 1949, los comunistas por fin causan una verdadera derrota al Kuomintang. Chiang se ve obligado a replegarse constantemente y empiezan a perder batalla tras batalla.
Definitivamente el reducido, pero al fin y al cabo apoyo, de la URSS a los comunistas; sumado al total debilitamiento de las fuerzas nacionalistas, volcaron la guerra a favor de Mao. Ese mismo año, ingresaba a Beijing, cuando tenía 55 años, declarando el triunfo de la revolución campesina. El 1 de octubre de 1949 nacía la República Popular China. La guerra había durado casi 30 años y ahora Chiang se retiraba derrotado, refugiándose en Taiwán.
Mao pidió ayuda a Stalin para trabajar juntos, pero sólo recibió un frío recibimiento. Eso marcó el distanciamiento entre ambos países. El período de reconstrucción nacional basado en una reforma agraria y en una nueva industrialización. Para atraerse a los intelectuales y jóvenes, más tarde Mao propició algunos eventos y grupos como el Movimiento de las Cien Flores.
Empero no se debe confundir esto con democracia, ya que Mao, apenas vio aparecer a movimientos contrarios al régimen organizó toda una política de represión que llevó a la encarcelación de miles, la desaparición de muchos más; sin contar que casi 1 millón de familias quedaron sin hogar. Luego vino el apoyo a movimientos comunistas como los de la Guerra de Corea y el de Indochina. Pero nada llama más la atención que el gran movimiento económico, llamado Gran Salto Adelante, algo así como los planes quinquenales de Stalin. Esto se debió a que Mao pretendió crear una industria de acero basada en todo tipo de productos reciclados…al final cada chino tenía un horno en su casa, pero no qué colocarle para generar combustión. A líneas generales se podría decir que el Gran Salto Adelante fue un fracaso, pero sirvió como referente para el próximo paso en la economía, en la cual no se cometió los mismos errores.
Pese a eso no se evitó la hambruna y millones murieron llegando a cometer antropofagia. Se calcula que entre 1959 y 1961 murieron 40 millones de personas. Mao, ocultó las cifras al mundo por supuesto. Esto le granjeó enemigos dentro del partido los cuales creían que había llegado la hora de que el líder de paso a políticos más pragmáticos y luego de 25 años fue relegado aun papel secundario legando a Liu Shaoqi el puesto de presidente de la república popular china. Pero Mao no simpatizaba con éste ni con sus medidas, acusándolo de reinsertar el capitalismo. Para ello convoca la Revolución Proletaria Cultural o La Revolución China. A todas luces era un movimiento para atraer a las masas que busque derrocar al presidente. Lo consiguió; y mediante jugarretas políticas el Ejército y los intelectuales le devolvieron el apoyo. Cuando el 18 de julio de 1966 ingresó a Pekín, hizo una limpieza del partido, además creó los Guardias Rojos, para la defensa de los comunistas y sus ideales básicos. Mao, autorizó la ola de terror que vino a continuación. La clase intelectual y los empresarios fueron heridos de muerte y se perfiló como un gran dictador y genocida.
El estado controlaba cada aspecto de la vida de un chino, desde la educación hasta lo que se comía. Quizá una de las cosas que más adoleció, fue el aspecto educativo, ya que los Guardias Rojos y la dictadura destrozó libros, bibliotecas y rompió con las costumbres milenarios chinas que hacían recordar a la monarquía. Según las fuentes entre 1 a 3 millones de personas fueron exterminadas por el Ejército y los Guardias Rojos. En la cúpula de poder, también hubo limpieza; nunca nadie más se deslindaría del sendero del comunismo. Luego vino una intensa lucha por el poder que obligó a Mao eliminar el título de jefe de estado.
A esta altura, Mao sufría de intentos de golpes de estado a atentados; pero no todo era malo, porque su popularidad en gran parte de la población, era indiscutible. Hacia el año 1970, las heridas para China empezaban a sanar, fruto del despótico autoritarismo comunista. En sus últimos años de vida tuvo reuniones como con el presidente Nixon y otros jefes de estado. Desde 1974 su avanzada edad, empieza a hacerse notar, y cada vez más va relegando sus obligaciones, hasta que en septiembre de 1976 moría a la edad de 82 años. Así se marchaba un genocida y radical, pero también el forjador de la China contemporánea, hoy una potencia mundial, si es que algo bueno se pudo sacar del sufrimiento de la nación más grande del planeta, y que había durado casi un siglo entero.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.