Revista Comunicación

Máquinas que parece que empiezan a hacer trabajos de periodistas

Publicado el 21 marzo 2012 por Noblejas
Narr

No sabía que Forbes utilizara los servicios de Narrative Science. Y es probable que muchos no sepan aún que una parte importante de lo que leen en esa publicación financiera no esté escrito por manos y mentes humanas, sino por máquinas capaces de generar artículos online.

Puesto que no se dice en Forbes cuales artículos provienen de las máquinas de inteligencia artifical de Narrative Science, no es fácil apreciar el alcance de este fenómeno.

El caso es que parece que las máquinas ya son capaces de "traducir" los datos en historias e ideas... Al menos, ese es el eslogan de Narrative Science: We Transform Data Into Stories and Insights:

Our proprietary artificial intelligence platform produces reports, articles, summaries and more that are automatically created from structured data sources. With amazing speed and quality, narratives are created in multiple formats, including long-form articles, headlines, Tweets and industry reports.

Multiple versions of the same story can be created to customize the content for each audience and narratives can be fully tailored to fit a customer’s voice, style and tone.

Lo cuenta Evgeny Morozov con relativa ironía y temor en SlateA Robot Stole My Pulitzer! How automated journalism and loss of reading privacy may hurt civil discourse.

Se entiende que compense -empresarialmente hablando, que es como hoy se habla casi siempre del periodismo- lo que ofrece Narrative Science a sus clientes: su trabajo es mucho más barato, y además ni sus máquinas se ponen enfermas ni piden respeto profesional.

Si realmente funciona, puede suceder que esas máquinas de inteligencia artificial -sin mencionar ya su velocidad- sean más capaces de abarcar y "entender" más bases de datos y sean además más "objetivas" que los periodistas...

En fin, si son las máquinas las que están escribiendo una parte importante de lo que aparecer en Twitter, por ejemplo, tampoco está de más que sean otras máquinas las que analicen lo que aparece en Twitter sobre las elecciones políticas o las crisis económicas.

Es -además de un dato a añadir a la crisis del periodismo- una consecuencia previsible de nuestra creciente manía de cuantificar lo que debería seguir siendo siempre cualitativo.


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