Mar a la vista

Y eso que vivo cerca pero es llegar estas fechas y me siento un poco Rodrigo de Triana redescubriendo la playa. Cambio el nomadeo de los paseos por el sedentarismo de la toalla y la bolsita con el móvil por el capazo con todos los "por sí". Tantos que cuando empiezo el despliegue temo que me llamen la atención por montarme el chiringuito ilegal (si, también llevo cerveza y a veces patatas y gusanitos). Claro que lo piensas y ves que es algo genético, una no va a la playa, una va de expedición porque así se lo han enseñado y tiene momentos.
Hay una época dulce, en la que te ponían Nivea y en la que solo llevabas tu palita a la playa. Los pobres eran tus padres.  Uno con la sombrilla, las sillas, la nevera (con una sandía que aún no se como cabía) una pequeña radio,  tu cubo y tu flotador, normalmente inflado y a su cuello; la otra, por supuesto con el capazo,  con alguna tortilla, unos lomos empanados y más Nivea. Solo tenían de malo las dos horas de digestión (en el Mar Menor una hora),  la  vuelta con la sal pegada al cuerpo, el desesperante atasco con el partido en la radio de fondo y los lunes por la mañana cuando todo el mundo nos tocabamos el hombro para ver quien se habia quemado. Ya, la Nivea.
Tampoco está mal cuando eres adolescente. Cierto que tenías que llevar alguna cosa que otra (en el capazo) pero que gusto de educación, algún ligue te la llevaba y si no, el de tu amiga. Lo único malo cuando se empeñaban en llevar una colchoneta, tambien inflada, para las olas cuando soplaba Levante  y tenias que llevar tú el capazo.
Pero claro, vamos creciendo y como todo son círculos no tardas en verte envuelta en un cierto déjà vu. Tienes los chiringuitos legales, el mp3 no ocupa espacio y del patito con flotador puedes prescindir pero los has sustituido por la maxi-cosi, los termos de agua caliente para las tomas, una pequeña piscina, inflada, porque hay que ver lo que disfrutan y además quedan las sombrillas, las sillas y ¿adivináis? tu capazo. Momentos en que te maravillas como lo hacian esos pobres de un poquito más arriba y la paciencia que tenían.
Y claro, algo queda y por mucho minimalismo que persigas y recortes que intentes no lo consigues y  la tecnología en el campo playero no ayuda, más bien lo contrario:  la tablet por si ves alguna película (vaya, con este sol no se ve nada), el ebook (pero no lo habías cargado), el libro (por si te olvidas de cargar el ebook), los auriculares (coge los grandes que se oyen mejor).  Y así discurre la vida, menos hoy. 
Hoy solo he cogido unas gafas y me he ido a la playa. Bueno, tambien he cogido el capazo pero que conste que estaba vacio y tenía que sacarlo, es genético y es casi verano.