Escuché la noticia en la radio del coche. Una niña de ocho años había desaparecido de su casa durante la noche, a la mañana la habían encontrado en la playa, fuertemente narcotizada y sin señales de ningún tipo de maltrato. Aunque la policía había detenido en principio al pobre loco del pueblo, hasta los padres de la niña salieron a defenderlo, pues nunca en sus cincuenta años de existencia había hecho daño ni a un pajarillo, mucho menos lo haría a un niño, a los que adoraba y siempre ofrecía caramelos y animalitos de madera que él mismo tallaba con su navaja.Me vino a la mente nítida la imagen de Cheíño, como lo había visto la última vez, muchos años antes, con su casco de bombero, caminando por el puerto balanceándose sobre sus pies zambos, riendo tontamente cuando unos niños pasaron corriendo por su lado y le echaron la lengua.Si alguna vez había habido un monstruo en el pueblo, Che desde luego no era.Yo podría contar la verdadera historia de aquel monstruo, el que aterrorizaba niñas y que aún en ocasiones me persigue en mis pesadillas. Pero es un terrible secreto que he guardado durante veinte años y, a veces, hay cosas que no se deben recordar a la luz del día.
Revista Cine
Escuché la noticia en la radio del coche. Una niña de ocho años había desaparecido de su casa durante la noche, a la mañana la habían encontrado en la playa, fuertemente narcotizada y sin señales de ningún tipo de maltrato. Aunque la policía había detenido en principio al pobre loco del pueblo, hasta los padres de la niña salieron a defenderlo, pues nunca en sus cincuenta años de existencia había hecho daño ni a un pajarillo, mucho menos lo haría a un niño, a los que adoraba y siempre ofrecía caramelos y animalitos de madera que él mismo tallaba con su navaja.Me vino a la mente nítida la imagen de Cheíño, como lo había visto la última vez, muchos años antes, con su casco de bombero, caminando por el puerto balanceándose sobre sus pies zambos, riendo tontamente cuando unos niños pasaron corriendo por su lado y le echaron la lengua.Si alguna vez había habido un monstruo en el pueblo, Che desde luego no era.Yo podría contar la verdadera historia de aquel monstruo, el que aterrorizaba niñas y que aún en ocasiones me persigue en mis pesadillas. Pero es un terrible secreto que he guardado durante veinte años y, a veces, hay cosas que no se deben recordar a la luz del día.