Revista Cine

Mar de agosto - cap. 5

Por Teresac

(En anteriores capítulos: Marta regresa a Castromar después de muchos años y se reencuentra con Tomás y Ana, sus amigos de toda la vida. Ana tiene problemas matrimoniales y discute con su marido por el cuidado de su hija. Sarai, les cuenta a Marta y Antón, otro viejo amigo, que el secuestrador de la niña es "el fantasma de la playa", un vagabundo que ronda por el arenal.)MAR DE AGOSTO - CAP. 5


– V – 

“Fue el fantasma de la playa” había dicho Sarai, la pequeña hija de mi amiga, al entrar en el bar seguida por su padre y descubrirnos hablando de la niña secuestrada.–¿Qué haces tú aquí? –le preguntó Ana a su hija, evitando saludar a su aún marido– Quedamos en que dormías en casa de abuela.–Me la encontré paseando por el camino de la playa, con dos amigas –Xan parecía furioso, y no le importaba que la gente del bar estuviese escuchando lo que decía–. ¿No deberías preocuparte un poco más de donde anda nuestra hija? Después de lo que ha pasado...–¿Me vas a decir tú a estas alturas cómo cuidar de mi hija?Aquello tenía trazas de convertirse en una desagradable discusión conyugal, no lo dudé a la hora de tomar por un brazo a la pequeña y sacarla a la calle, fingiendo una sonrisa forzada. Antón vino con nosotras.–¿Te acuerdas de mí, verdad? –le pregunté, dándole un beso, la última vez que lo había hecho había tenido que agacharme, pero ahora Sarai era apenas unos centímetros más baja que yo–. ¿No eres demasiado alta para tener doce años? –intenté bromear, para que no se escuchara la discusión que iba en aumento en el interior.–Sarai, ¿qué es eso del fantasma de la playa? –preguntó Antón a la niña–. ¿Tu le has visto?–Claro, siempre está en el pinar, se esconde entre los árboles y espía a la gente de la playa, pero nunca baja a la arena –Sarai sonrió, encantada de que dos adultos le prestasen tanta atención.–Pero, ¿le has visto la cara? ¿Le reconocerías si lo vieras en el pueblo?–No sé –la niña dudó, pensativa–. Lleva una gorra con visera que le tapa los ojos, y mucha ropa, como si llevase puesto encima todo un armario, y una mochila...–¿Por qué crees que ha sido él el que ha raptado a la niña?–Pues porque es un tipo raro, yo creo que está loco, quizá se ha fugado de un psiquiátrico o algo así –Sarai miró hacia el bar, incómoda. En ese momento su madre salió, bastante alterada, aunque respiró hondo para calmarse.–Será mejor que nos vayamos a casa –dijo Ana, tomó de la mano a su hija y echó a andar.–Este verano hace veinte años, ¿verdad? –preguntó Xan, y las dos le miramos sobresaltadas.–Tienes buena memoria –dije, a pesar de que se me había secado la boca con la impresión.–En realidad, he estado preguntando, no me digas por qué, pero cuando vi a la niña tendida a la playa, dormida, lo primero que me vino a la mente fue lo que os ocurrió a vosotras aquel verano.–¿Qué ocurrió? –preguntó Sarai, muy interesada, Ana negó con la cabeza, pero yo comprendí que la niña no se quedaría callada fácilmente.–Una tontería –dije, forzando una sonrisa–. Tu madre y yo nos quedamos dormidas en la playa; nos encontraron por la mañana después de habernos estado buscando toda la noche. Estuvimos castigadas el resto del verano.Acaricié el pelo de Sarai y sonreí de nuevo, una sonrisa que se me clavó en el alma como un puñal. Ana me miraba dolorida, pero ella podía permitírselo, acababa de discutir con su marido y Antón pensaría que era por eso que estaba tan preocupada, no por lo que nos sucedió en la playa de Castromar veinte años atrás.

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