Revista Cultura y Ocio

Maracaibo cumple años

Publicado el 08 septiembre 2014 por Blog De Golcar Golcar Rojas @golcar1

Maracaibo cumple años

image Hace 21 años llegué a Maracaibo.

Tuve la suerte de venir a trabajar en una campaña política, lo cual me permitió recorrer cada rincón de la geografía zuliana. Anduve el estado por tierra, aire y agua.

Su inmensidad me deslumbraba. Esa apariencia de infinidad que se me descubría en cada travesía. Acostumbrado al paisaje cercado por montañas de Mérida y de Caracas con el Avila y los edificios, cada día mi retina se sorprendía con el horizonte lejano y cercano a la vez.

Las islas del Lago me asombraban en cada visita. Isla de Toas y San Carlos eran mundos paralelos para mí. Y Sinamaica era un sueño.

A Maracaibo la recorrí a lo largo y ancho. Paseé por toda la ciudad de norte a sur y de este a oeste. Conocí las urbanizaciones de ricos y los barrios de calles de barro y ranchos de zinc en paredes y techos.

Fui a centros comerciales de lujo y a Las Pulgas y Las Playitas. El día empezaba al salir el sol y terminaba después de la medianoche. 

Así empezó esta relación de amor odio con una ciudad que me deslumbraba y acongojaba al mismo tiempo. Que me seducía y repelía a la vez.

Cada salida era descubrir un mundo de potencialidades desaprovechadas. Era un lugar mágico virado en brujeria de pesadilla.

El calor sofocaba y al mismo tiempo me energizaba. Sudar era a ratos un asco y a ratos un placer erótico y sensual.

De esa época recuerdo cuando Fernando Perdomo un día me dijo, parados frente a la corroída fachada del Hospital Central:

“Maracaibo es maravillosa. Tu vas por la calle sudando a pleno sol, con 40 grados a la sombra y ves a un carajo que te gusta y lo invitas a culear sin rollos y si le gustas se va contigo. Todo el mundo anda como ardiendo”.

A medida que descubría la ciudad me enamoraba de todo eso que soñaba que podía dar y destestaba los despojos que encontraba en el tiempo de vigilia.

Un día le dije a Lolita Aniyar que Maracaibo por su clima y geografia, con tanto calor y tanto lago, debería tener un horario de trabajo de 7 a 10 de la mañana y después de las 4 y media de la tarde para que la gente tuviera la posibilidad de pasar las horas de más calor a la orilla del lago.

Reposando.

Leyendo.

Retozando.

-Tú como que crees que estás en Suiza, me dijo.

Y sí.  Ese era mi sueño.  Es mi delirio aún.

Maracaibo podría, porque tiene con qué, ser una Suiza.

Podría ser un paraíso y no este infierno en el que está sumida. Infierno que, como todo el país,  se ha vuelto más feroz en estos tiempos de revolución.

¡Feliz cumpleaños, Maracaibo!

Yo te sigo soñando Suiza.

Tú me despiertas en el averno.

Golcar Rojas

Posted in Uncategorized and tagged cumpleaños de Maracaibo, maracaibo, Zulia

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