Este pasado fin de año decidí correr la “San Silvestre Vallecana” de Madrid junto con otros 40.000 participantes en una carrera popular que ya no es carrera sino solo popular. Embutido en un canal humano infranqueable me resigné a dejarme llevar prácticamente en el mismo lugar que me había tocado desde el comienzo y así disfrutar resignada y distendidamente del ambiente carnavalesco característico de estas pruebas que con buen humor despiden el año. Al menos, los tranquilos 10 km. oficiales no me supieron a poco pues se convirtieron en 20 al haberme trasladado al punto de salida en el Santiago Bernabeu corriendo desde mi domicilio familiar que es cercano al Vicente Calderón…
119- Mala es la competitividad que no distingue cuando y donde debe parar.
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