¿Qué ocurriría si tomásemos prestado el espíritu grunge del Saint Laurent de Slimane, que tan buenos resultados comerciales está dando, y lo mezclásemos con algunos de los estampados 60s de lo último de Nicolas Ghesquière para Vuitton? Podría ser un buen resumen de lo que Marc Jacobs acaba de presentar en su colección Crucero 2015. Me la pondría entera, aun a riesgo de jugármela con esos vestidos hipercortos, sobre todo esos vestidos glitter del final adornados con lazos haciendo los looks algo más suaves, pero me da la impresión de que todo lo que hay ya lo había visto antes. En resumen, no pasará a la historia por su grandiosidad pero quizás, sí, por sus números.