A pesar de que ya es otoño desde hace varias semanas, aún me quedan por reseñar libros que han sido compañeros, estos meses atrás, de sol y playa. Este que nos reúne un martes más en torno a la pantalla, lo leí por recomendación de las administradoras de Juvenil Romántica, que desde el blog hicieron una campaña para que el libro fuese editada en España. La novela en cuestión es Marca de nacimiento de Caragh M. O´Brien.
Año 2400. Gaia Stone es una joven matrona de dieciséis años, aunque su tarea no consiste solamente en traer a los niños al mundo, pues además debe de separar a los recién nacidos de sus madres para entregarlos al Enclave, la fortaleza donde reside la élite de esta sociedad futurista. Cada mes ha de cumplir con una determinada cuota de bebés, unos niños que una vez traspasan los muros no vuelven a ser vistos.
Tras asistir, por primera vez, un parto sin la ayuda de su madre, de quien aprende la profesión, regresa deprisa a casa, pues no desea más que celebrar con su familia que todo haya salido tan bien. Sin embargo, cuando llega al hogar, se encuentra con que sus padres han sido detenidos por traición al gobierno. Su delito ha sido conservar información relativa a los niños entregados, a los ascendidos, entre los que se encuentran dos hermanos de Gaia.
Al conocer que sus padres, lo único que tiene en este mundo, han sido, tras ser juzgados, condenados a muerte, sabrá que la única posibilidad para salvarlos es entrar en la fortaleza, aunque eso suponga poner también en peligro su vida. Dentro sin embargo, encontrará un aliado inesperado, el sargento Grey, quien resulta ser el hijo ascendido del Protector, es decir, del presidente del gobierno, dicho así, del lugar.
O´Brien nos presenta una trilogía distópica de lento avanzar. A pesar de que la historia me gustaba, su pausado ritmo ha hecho que a páginas la lectura se me hiciese pesada. Si a ello le sumamos que, en un primer momento, la protagonista no me resultara atractiva como personaje principal, me parecía tremendamente infantil, es normal que la historia tardase en atraparme.
No obstante, poco a poco, Gaia me fue cayendo en gracia, a pesar de que había cosas que me seguían molestando de ella como, por ejemplo, lo que le causó esa gran cicatriz en el rostro cuando era pequeña de ahí el nombre del primer libro, que todos sabían excepto ella. La evolución de este personaje, pese a todo, es notable.
La acción así, está condensada en las últimas doscientas páginas de las quinientas que componen la obra. En este sentido, hay que tener en cuenta que la letra es de un tamaño considerable y los márgenes son más que amplios: las páginas, si no fuese por ese ritmo, volarían.
Tampoco me ha gustado la historia de amor entre los protagonistas: sucede demasiado rápido y no me convence. Los "malos" tampoco me han impresionado: les falta fuerza, resultan más bien flojos.
Por cierto, una cosa que me llamó la atención del libro es la inclusión de unas cuantas fotografías. Estas imágenes sirven para que el lector se haga una idea de la "pieza" clave, por llamarla así, que ayudará a Gaia a desvelar aquella información que ocultaban sus padres. Creo que ha sido la única persona que ha leído el libro y no ha podido ver en esas imágenes, lo que los protagonistas veían...
No es que la historia me haya disgustado, está bien, el problema es que yo esperaba algo más. En cierto modo, me he sentido decepcionada más que por lo que he encontrado en sus páginas por el cómo está presentado todo: la acción concentrada hacia el final del libro, no le hace ningún favor al desarrollo de la historia y lo que consigue es aburrir al lector. Así pues, pese a ello estoy decidida a continuar con la segunda parte pues quizá en ella encuentre ese equilibrio que le falta al primero. Saludos, devorador@s.
Agradecimientos Everest